Si crees que a falta de estacionamientos vas a encontrar siempre la acera ocupada con un auto, pues no siempre es así. Caminando por una de las calles de Antón me encontré a estos dos medios de transporte, pero del mundo animal. Dos caballos en la acera atados a la ventana de una casa.
La escena es una mezcla de lo nuevo y lo antiguo. Los dos corceles estaban parados sin mirarse en espera de sus dueños. Una escena curiosa en una de las calles del pueblo antonero.
Caballos en la acera
Una de las características del casco antiguo de Antón es que las casas no tienen estacionamientos, lo que obliga a ubicar los autos al borde de la acera, a excepción de los dueños de los corceles, ellos encontraron en la acera espacio suficiente para ubicarlos.