Producto de una misión fotográfica tuve la oportunidad de visitar, por segunda vez, el poblado en la isla Pedro González. La isla es parte del conjunto de 39 que conforman el Archipiélago de las Perlas en el Golfo de Panamá.
Actualmente es parte del distrito de Balboa junto a otras islas del área.
En el poblado
En medio del reluciente sol, que acostumbra acompañarnos cuando ninguna nube se asoma, recorrí los senderos de cemento para poder imaginarme el día a día de los lugareños.
Las casas con portales, donde se da mucho de la vida social en la isla, bordean los senderos, algo típico en las islas del istmo.
En el recorrido me encontré a un grupo de hombres mezclando cemento para hacer un piso para el portal de una de las casas. Mientras trabajaban uno de ellos se reía y comentaba que sería residencia de varios de los perros del área.
Seguí mi recorrido y a distancia vi a un hombre sentado a la sombra de su portal, tranquilo, rodeado de la naturaleza, sin los apuros de la ciudad y observando un paisaje que ninguna televisión 4K o 3D podrá mostrarle.
Una hermosa playa sirve de antesala al pueblo, una lancha flota y baila al va y ven de las olas, otras esperan estacionadas en la arena en espera de que los pescadores se lancen al mar en busca de alimento.
Como siempre los niños son los principales curiosos. Se acercaron a conversar mientras observaban las fotos en la pantalla de la cámara. En esos minutos me sentí parte de la isla, sentado en una escalera de uno de los senderos mientras observaba el hermoso paisaje isleño frente a mis ojos.
Aunque ganas no me faltaron para seguir admirando el paisaje frente a mis ojos, escuché a lo lejos una voz que avisaba que ya teníamos que partir. Con mochila al hombro volví a recorrer los senderos pensando en la paz que trajo esta visita. Lejos de la vida acelerada que produce el vivir en la ciudad.