Mis visitas al Casco Antiguo se remontan a décadas atrás, desde que podía andar con los amigos cuando contaba los 11 años, hasta cuando uno de ellos vivió en un edificio que conocí con el nombre de La Casa Grande.
El edificio está ubicado en la Plaza Herrera, a finales de la década del 70 fue convertido en refugio después de un incendio en el Chorrillo. El Ministerio de Vivienda optó por alquilarla para ofrecerles una solución a las familias afectadas por el siniestro.
Ya sus años dorados habían pasado. Fue el primer edificio construido completamente de cemento. Por un tiempo, el más alto en Panamá, sobrepasaba los cuatro pisos y ocupaba casi una cuadra. Se terminó de construir en el año 1920 y bautizado con el nombre de La Reformada.
En planta baja, del lado de la Avenida Central, estuvo una de las librerías más célebres de la época, la Librería Preciado. En aquella época estos lugares eran el recinto de la sabiduría, los únicos sitios web eran los libros y el buscador Google era el vendedor.
La Casa Grande
Conocí el edificio por dentro cuando ya lo habían bautizado con el nombre de La Casa Grande a inicios de los 80, uno de mis amigos con su mamá y hermano eran residentes. Intimidaba un poco subir por sus oscuras escaleras, aunque de cemento, su falta de mantenimiento no la alejaba mucho del deterioro que observaba en las pocas casas de madera que quedaban en el barrio del Marañón.
Sin esperanzas
La familia de mi amigo se mudó y no volví a entrar al edificio en esa época. Con el pasar de los años fue rebautizado nuevamente, popularmente se le conoció con el nombre de Castillo de Greyskull, describiendo con este nombre el aspecto lúgubre que tenía.
Para esa época se comentaba en el barrio que, el ahora castillo, era refugio de pandilleros. El aspecto del edificio iba de mal en peor, daba la sensación de que sus paredes caerían al suelo vencidas por el tiempo. La Plaza Herrera se sentía herida en uno de sus costados. Dolía ver como se caían poco a poco sus ventanales y la posibilidad de que otra edificación del Casco Antiguo desapareciera.
La ciudad por donde comenzó nuestra nación la estábamos perdiendo y junto a mis amigos éramos testigos silenciosos de lo que pasaba. Una forma un poco dura de darnos cuenta de la importancia de conservar aquellos espacios históricos que nos recuerdan nuestra identidad.
La magia de la restauración
En año 1997 la UNESCO declara al Casco Antiguo Patrimonio de la Humanidad y comienzan a darse los cambios. Son aprobadas leyes para estimular la restauración de las viejas estructuras y en el año 2010 inician los trabajos en La Casa Grande. Andamios y trabajadores anunciaban que podría haber un final feliz.
La espera fue larga, no es lo mismo restaurar que construir, pero complacido observaba como iba recuperándose aquel edificio herido por el tiempo. Solo las fotos cuentan gráficamente lo que pasó.
La querida Plaza Herrera se recupera y se pone sus mejores galas para nuevas generaciones. La antigua La Reformada es ahora el American Trade Hotel, un hotel de lujo ubicado aproximadamente cerca de la entrada de lo que fue la antigua ciudad.
El reencuentro
Llegó el momento de volver a entrar al edificio, el aspecto interno muy lejano a lo que fue en los 80, grandes vidrios sirven de visor hacia la histórica Plaza Herrera, locales y extranjeros se confunden en un lobby muy bien decorado. Era casi medio día y se notaba mucha actividad. Del lado que da a la Plaza Herrera me encontré a varios turistas conversando mientras esperaban al ascensor para subir a sus habitaciones.
Mejor te invito a ver la foto del edificio restaurado y apreciar la magia de la restauración.
Recuerdos de barrio
Al salir del hermoso hotel, vi la plaza e inmediatmente extrañé el ambiente de barrio del pasado, es una sensación difícil de describir. Es esa emoción de encontrarte con gente conocida en la calle y sentir que estas con la familia. De una forma magistral lo describió Rubén Blades en la canción La Perla: «nacimos de muchas madres, pero aquí todos somos hermanos».
Lindo articulo
Gracias Margot, felicidades en el mes de la Patria!