Taboga eres tan bella que no te puedo olvidar, así dice uno de los versos de la canción del panameño Ricardo Fábrega y que popularizó a ritmo de salsa el venezolano Oscar d’ León con la Dimensión Latina. Ese mismo efecto causó en mi cuando la visité décadas atrás con mis amigos. En esa época era un paseo obligado, ahora me resistía a regresar, quizás por esa dosis de melancolía que trae los recuerdos de tiempos pasados. Mi familia, después de tanto insistir me convenció, fue cuando formamos con los amigos un grupo de 10 aventureros dispuestos a lanzarse al Mar del Sur, algunos más jóvenes a descubrir la isla y otros, como yo, a redescubrirla.
Ubicación
La Isla de las Flores, otro de los nombres con que se conoce a Taboga, se encuentra en la bahía de Panamá, a unos 20 km de la ciudad. Partimos desde un pequeño puerto ubicado en la antigua Playita de Amador, lugar donde también puedes adquirir los boletos para el viaje. Desde que zarpamos se podía apreciar la isla, fue un viaje tranquilo y en unos 45 minutos ya estábamos en el puerto de la isla.
En el camino nos encontramos varios buques que esperaban su turno para realizar su travesía por el Canal de Panamá. Como es moda, los más jóvenes del grupo no dudaron en hacer sus primeros «selfies» como testimonio de su primer viaje a la isla de Taboga.
Taboga fue descubierta por el adelantado del Mar del Sur, Vasco Nuñez de Balboa, en el año 1513. El poblado fue fundado por el sacerdote Hernando Luque en el año 1524, quien nombró a la isla como San Pedro. Después recibe el nombre de Taboga, una derivación del vocablo indígena aboga, que significa abundancia de peces.
Luego de pasar la revisión en el puerto un grupo se dirigió hacia el hostal donde nos alojamos, otro esperaba ansioso para ir a la playa y yo ansioso por ir a tomar fotos.
De paseo por el pueblo
Inicialmente, me dediqué a explorar parte del pueblo, el resto del grupo se digirió a la playa La Estinga que se encuentra a un costado del puerto, lugar donde pobladores disponen para alquilar paraguas y sillas, complemento ideal para disfrutar de las aguas del Mar del Sur (Océano Pacífico).
La iglesia se encuentra en el mismo lugar donde se construyó la primera capilla bautizada con el nombre de San Pedro en la época colonial. Alrededor de ella se inició la construcción del pueblo. Al frente está bien identificada la casa donde nació Rogelo Sinán (Bernardo Dominguez Alba), escritor panameño de los éxitos escolares «Plenilunio» y «La boina roja», lectura obligada en el colegio en tiempos pasados.
Senderos de cemento invitan a caminar, la diferencia es que ahora encuentras varios hoteles y residencias modernas junto a construcciones antiguas. El malecón es un buen sitio para sentarse a ver el atardecer en las bancas que se encuentran a orillas del sendero.
En el camino a la playa, para reencontrarme con el grupo, observé varios restaurantes con un menú diverso.
En la playa La Restinga hay casetas donde puedes comprar comida y refrescos. Aunque puedes también traerlos en el barco, siempre y cuando no tengas envases de vidrio. Al llegar a la playa una de las amigas me preguntó si había visto algún lugar para visitar en la noche, pero en el camino solo pude ver un bar-cantina cerca del hostal donde nos hospedamos.
En la noche nos sentamos en el malecón a disfrutar la música de una fiesta en la playa. En ese momento los versos de Ricardo Fábrega cobraron vida: Taboga eres tu tan bella que no te puedo olvidar. Bajo tu manto de estrellas te quiero vivir y soñar.




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