Nuestros tambores, aquellos que marcan el ritmo en nuestros bailes de tamborito, son fabricados con cuñas de madera y cuerdas para tensar el cuero. Solo es necesario cuerdas, madera y cuero para producir uno de los principales instrumentos en nuestra música folclórica.
El tambor panameño no es autóctono, como otros tambores en América, es una herencia africana y antes de que la utilizáramos para celebrar en nuestro folclore fue utilizado por los africanos en ritos espirituales.
Hasta nuestros días queda algo de esa herencia espiritual en su fabricación. Los artesanos siguen cierto ritual, entre ellos está que no se fabrican con cualquier madera y tampoco se corta en cualquier época del año. También cuentan que son embriagados con ron para que suenen mejor y hasta tallados en lugares cerrados para evitar las miradas.
Podrás notar en las fotos que el borde del cuero es enrollado para darle fortaleza. Se hacen una especie de ojales en el borde del cuero por donde pasan las cuerdas que se utilizan para tensarlo. Este mecanismo es complementado con otra cuerda que pasan por las que provienen del cuero y se ajusta alrededor de la madera del tambor.
Las cuñas de madera colocadas entre las cuerdas superiores y dentro de las cuerdas de ajuste alrededor del tambor es lo que se utiliza para tensar el cuero y afinar el tambor.
Tambor de cuña en diferentes regiones
En la provincia de Los Santos son dos tipos de tambores de cuña utilizados, ellos varían dependiendo del sonido que emiten. El que produce sonidos graves se le conoce como pujador, es un poco más ancho que el repicador, este último al ser golpeado emite un sonido más agudo. Los dos se combinan con la caja, tambor con cueros a ambos lados, para completar el conjunto de instrumentos rítmicos panameños.
En la región de Chorrera al “repicador” se le conoce como “sequero”. En este distrito de la provincia de Panamá Oeste utilizan un tercer tambor de cuña conocido como “claro”.
En la provincia del Darién también hay un tambor de cuña conocido como tambor de “bullerengue”.
Estos tambores de herencia africana, que por su diseño es fácil concluir que se acercan mucho a los que utilizaban nuestros antepasados, emiten ese sentimiento musical nacido en nuestros campos y que ha acompañado a las voces de “cantalantes” (cantantes) durante mucho tiempo.
Un sonido que debemos procurar no se silencie, ese sonido es parte de nuestra herencia musical.
A la venta podrás encontrar, en centros de artesanías del país, un conjunto de tambores que incluyen un repicador, un pujador y una caja.
Tamborito en el Desfile de las Mil Polleras.
Escuchando al tambor de cuña en una noche de tamborito
Una noche de sábado de Carnaval en el poblado de Laja Mina, en la provincia de Los Santos, tuve una experiencia de tamborito inolvidable. Bajo la iluminación de la calle estaba el pueblo reunido celebrando. El toque del tambor era como imán que atraía y como si fuera un hechizo te hacía mover rítmicamente.
Bajo la luz del poste del tendido eléctrico estaban los ejecutantes del tambor en una especie de trance rítmico, mientras una de las cantalantes les servía de esas bebidas que te ponen alegre.
Los espectadores bailaban y disfrutaban del canto, de una ejecución musical que no tenía pausas. Los ejecutantes del tambor se reemplazaban para así tomar un descanso mientras otro seguía con el ritmo alegre de nuestro tamborito.
La música llevó a unos a bailar y a otros a hacerle coro a la cantalante. Así es el tamborito, una celebración colectiva, donde todos participan. Sin amplificadores de sonido y bocinas, en la calle y bajo las estrellas viví una experiencia inolvidable de nuestro folclore.
Me tuve que retirar, no por aburrimiento, fue porque sabía que tenía que descansar después de un largo viaje y apenas estaba comenzando el Carnaval.
Te invito a ver unos segundos de aquella inolvidable noche de tamborito.
Fabricación del tambor de cuña en San José de Las Tablas, provincia De los Santos.
Ejecución del tambor en La Pintada, provincia de Coclé. Festival del Sombrero Pintao.
Ejecución del tambor en Portobelo, provincia de Colón. Festival de la Pollera Congo.