Una caminata callejera por Penonomé permite el contacto con su pasado colonial y su modernidad.
La actual Penonomé es diferente a la que conocí de niño. Sus nuevos centros comerciales y el tranque automovilístico en sus principales calles da luces de que dejó de ser un pueblo y pasó a ser una pequeña ciudad.
Mi caminata inició en el barrio colonial de San Antonio, aunque solo quedan rasgos de su pasado, el museo y las casas construidas una al lado de la otra te dan una idea de como lució en épocas pasadas.
Aunque capitalino, el barrio de San Antonio siempre fue mi encuentro con el Panamá de tradiciones y folclore. Coclé y su gente es parte de mi herencia familiar y ahora la valoro más que nunca.
Su capilla, que se cree fue una ermita en épocas pasadas, se mantiene como la recuerdo. La capilla es un ícono del barrio y dudo mucho que el que visite el barrio por primera vez no se detenga a observarla.
Dos calles de una vía en un solo sentido, cada una dan acceso al barrio y algunas casas entre esas dos calles lo hacen un diseño poco común.
El museo que simula una casa de quincha – reconstruida como la original – con todas las características de antaño me recuerdan al San Antonio que conocí con sus casas de barro cada una pegada a la otra.
En sus dos parques encontrarás monumentos, en este caso me detuve en el que dedicaron a Rubén Darío Carles O., oriundo del barrio y con una trayectoria conocida como educador e historiador. Lo encontrarás justo al lado del museo.
Al avanzar, justo al lado de una de las paredes del museo, me encuentro unas vetustas campanas que tímidamente me invitaron a tomarles unas fotos para que no fueran olvidadas.
Saliendo del viejo barrio ya puedes divisar las torres de la Catedral San Juan Bautista de Penonomé, herencia colonial y otra de las edificaciones que cuenta un poco de la historia de Penonomé.
Ya cerca de la Iglesia puedes observar parte de la avenida central, la Avenida Juan Demóstenes Arosemena. Esta avenida se hace diminuta cuando aparecen los autos y la actividad comercial inicia.
Otro ícono importante de Penonomé está a unos pasos de la iglesia, se trata de un monumento dedicado a las madres. Una imponente estructura que hace de división entre el Penonomé colonial del republicano.
Hacia las Mendozas
Cuando me disponía ir hacia el mercado me acordé de Las Mendozas, decidí entonces caminar a su encuentro. Mi ruta fue la del Bajito, la que acostumbro tomar los sábados de Carnaval para hacer algunas fotos del desfile acuático. Aunque el camino es el mismo faltaba el ingrediente festivo del carnaval.
Es inevitable no recordar aquellos momentos en el casi silencio del camino que solo interrumpía una que otra ave. Al llegar al famoso balneario tropecé con la cruda realidad, la pandemia. Lo que antes era un sitio de diversión, ahora muestra síntomas del encierro provocado por los momentos vividos estos dos últimos años.
La famosa tarima de reinas cubiertas de herbazales me trajo a la realidad de este momento, es seguro que en en el futuro recobrará su vitalidad. El río de muchos nombres, el Zaratí, que en este sector se conoce como Las Mendozas se encontraba sin bañistas.
Retorno
En la caminata también pude observar obras civiles, las excavaciones profundas y piedras en algunas calles dan la sensación que le estuvieran sacando las entrañas al pueblo.
Con esta caminata marqué mi retorno a Penonomé después de que abrieran los caminos en Panamá. El primer lugar que tenia que visitar después que la pandemia nos diera algo de respiro.