Con la ventaja que ofrece la tecnología, se está exhibiendo, en el Casco Antiguo, replicas impresas de obras que forman parte del catálogo de más de 27,000 del Museo del Prado, uno de los museos españoles más importantes del mundo.
Exposición
Esta exposición del museo madrileño se encuentra, hasta el 18 de septiembre, en la Plaza de Francia. Una exhibición al aire libre que incluye pinturas que eran parte de la colección de la realeza española.
Las reproducciones impresas son de tamaño real. En el recorrido podrás admirar obras que datan de entre el siglo XIV al XIX.
La muestra al aire libre fue organizada por el Centro Cultural de España en Panamá en colaboración con el Museo del Prado, la Alcaldía de Panamá y el Instituto Nacional de Cultura.
Una razón adicional para que te des una vuelta por el Casco Antiguo y poder admirar el arte europeo en el lugar histórico que se conoció en el pasado como Punta Chiriquí. No olvides llevar tu botella de agua. En mi recorrido fui acompañado por un fuerte sol y la mejor forma de hidratarse es con ese líquido que es parte de nuestra riqueza natural.
El Museo del Prado fue inaugurado en el año 1819. Actualmente, es custodio de pinturas de Goya, El Greco y Rubens, entre otros artistas. Está ubicado en el centro de la ciudad de Madrid (España) y posee una de las bibliotecas de arte más completas especializadas en la Edad Media hasta el siglo XIX.
Si quieres conocer un poco más sobre el Museo del Prado, puedes visitar su sitio web.
El brazalete de oro es parte del joyero de la pollera panameña. Su estilo puede variar desde lisos hasta más elaborados de tipo italiano.
Hay completamente lisos y de diferentes anchos. Los más complejos suelen añadirles perlas o corales y diseños en filigrana de oro que coronan el brazalete en la parte frontal.
Diseños
Algunos brazaletes son adornados a los bordes, logrando diseños altamente complejos y de notable belleza.
La pollera panameña está compuesta por una infinidad de labores hechas completamente a mano. Te invito a observarlas y apreciar su belleza. Notarás que todas tienen su joyero y, al seguir los estilos regionales, no deja de perder su belleza.
En las fotos que acompañan a esta publicación encontrarás algunos ejemplos de brazaletes, desde una foto individual hasta empolleradas luciendo la joya.
La Iglesia de San Francisco, ubicada en el Casco Antiguo, es la única del sector que recibió una remodelación radical iniciada en el año 1918. Dentro de los cambios resalta la hermosa torre del campanario, estos cambios la hacen completamente diferente al resto de las iglesias que aún mantienen su aspecto colonial.
Iglesia de San Francisco hoy
Después de 12 años cerrada, en espera de una restauración, la iglesia volvió a abrir sus puertas el 12 de marzo de 2016, luego de más de dos años de trabajos por un costo de 3 millones 100 dólares. La necesidad de una restauración ya se había planteado desde el año 1943, pero a pesar de esta situación siguió funcionando hasta el 2004.
Sus puertas se mantienen abiertas al público desde las 7 de la mañana hasta las 7 de la noche. Al momento de escribir esta nota, las misas son solo los domingos a las 7 de la mañana.
Su interior es de una sobria belleza. Hermosos vitrales adornan las paredes de los pasillos, antesala al retablo de mosaicos que ahora luce vividos colores después de su cuidada restauración. Aunque hay iluminación artificial, al momento de mi visita la luz mayormente era natural proveniente de los ventanales y la filtrada por los vitrales. En las fotos traté de reflejar esa iluminación que vi con mis ojos y que ayuda perfectamente a trasladarte al pasado. Ahora el clima está controlado interiormente por equipos de aire acondicionado.
Su fachada no es de una iglesia colonial, pero no deja de tener ese toque antiguo y su imponente torre resalta a la distancia.
Actualmente, lo que fue el monasterio es ocupado por el Ministerio de Relaciones Exteriores y es administrado de forma independiente. Parte de esta edificación se encuentra en proceso de restauración.
Historia
La infraestructura religiosa fue construida por los franciscanos en la nueva ciudad de Panamá (Casco Antiguo) frente a la bahía. Las edificaciones incluyeron un monasterio. Fue presa del incendio de 1737, pero al poco tiempo fue restaurada. El convento también tuvo restauraciones. En 1821 fue utilizado como cuartel general de Francisco Burdett O’Connors cuando vino a entrenar a jóvenes para las guerras del sur. Para 1826 fue sede de las sesiones del Congreso Anfictiónico convocado por Bolivar. En 1882 fue utilizado como hospital.
En el año 1904 en el antiguo monasterio se instaló la primera Asamblea Constituyente, de donde se generó la primera constitución de la república. En 1892 funcionó el Colegio Nacional Balboa, luego que lo compraran los padres escolapios (Orden de los Clérigos Regulares pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías). También fue sede de los colegios San Agustín y del Instituto Bolivar.
Las iglesias coloniales en Panamá han trascendido para lo que fueron construidas, aunque la mayoría de ellas mantienen su función original. Sus paredes han sido testigo de nuestra historia y visitarlas siempre será esa conexión con nuestro pasado.
A continuación un video del Comité de Amigos de las Iglesias del Casco Antiguo que relata el proceso de restauración.
Recientemente, donde se encuentra la fuente en la Cinta Costera, fue inaugurado un parador fotográfico consistente en letras del tamaño de una persona con el nombre Panamá. Están adornadas con vividos colores y de fondo está el Mar del Sur.
Recomendaciones para hacerte un selfie con Panamá
No creas que el parador es solo para turistas, el lugar es apropiado para que te puedas sacar una buena foto solo o en compañía, hay espacio suficiente. De esta manera podrás conservar un recuerdo con un toque nacional.
Mejor acompañado
Lleva una buena compañía, con el mismo interés para que compartan la labor de tomar las fotografías. Para que tu sesión de fotos sea un éxito, no puedes confiar en los famosos palos para selfie. Es mejor que alguien te tome la foto o utilices el temporizador de la cámara. El problema con el temporizador es que vas a tener que alejarte y dejar sola la cámara. Además, será más divertido el paseo.
Si toman las fotos en la tarde, pueden comerse un rico pescado en el Mercado del Marisco al finalizar la sesión. Solo tienes que caminar varios metros mientras disfrutan del paisaje; de repente, se animan a tomar otras fotos.
La Feria Nacional de Artesanías de Panamá es el punto de encuentro de los artesanos panameños a nivel nacional, evento donde exponen sus productos para que el público en general tenga la oportunidad de comprarlos sin la necesidad de viajar a los sitios de origen.
Feria Nacional de Artesanías
El éxito de la Feria Nacional de Artesanías depende de los productos, condición que este año se ha cumplido con creces. La variedad es extensa, desde los productos tradicionales como los sombreros de pintas (sombrero pintado), molas y el tambor de cuña, hasta creaciones en pintura de artistas locales y joyería de fantasía, entre otros.
La cantidad de artesanos ha aumentado, cada centímetro del Centro de Convenciones ATLAPA destinado para la feria está utilizado, todo en beneficio del público asistente.
La grata sorpresa es que pude observar una buena cantidad de indígenas exponiendo sus productos, algunos ofrecían pintarse según su tradición y siempre dispuestos a explicar sobre ellas.
Lo tradicional
Lo tradicional no faltó. Pude ver joyas para la pollera panameña, sombrero de pintas, camisillas, polleras panameñas y tambores de cuña. Varios puestos pusieron a disposición de los visitantes este tipo de productos que sin duda son de los más buscados, todos hechos a mano y de gran belleza. Una buena oportunidad para adquirir algunos de ellos y tenerlos en casa para utilizarlos cuando queremos celebrar nuestra nacionalidad.
Rescatando lo nuestro
Una grata sorpresa fue encontrar tembleques y otros productos hechos con escamas de pescado. En el pasado los tembleques eran fabricados con escamas, pero con el pasar del tiempo cayeron en desuso. Ahora el producto se ha mejorado al punto de que son más originales, como los que encontré en el puesto de Oliveira de Paredes, proveniente de la provincia de Veraguas.
Oliveira de Paredes – Tembleque de escamas
Arte precolombino
El arte precolombino también estuvo en la feria, en el puesto del señor Daniel E. Murillo G., proveniente de la provincia de Herrera, pudimos apreciar hermosas réplicas en cerámica de vasijas y platos de esa época. El señor Daniel junto a colaboradores son capaces de recrear este hermoso arte que se desarrolló en Panamá en las provincias de Herrera, Veraguas y Coclé, rescatando esta tradición que también es nuestra.
Daniel E. Murillo G. – Replicas de Arte Precolombino
El señor Víctor Zamudio Batista, de Panamá Centro, también nos traslada en el tiempo con sus réplicas de cerámica precolombinas, arte que se extendió por toda América antes de la llegada de los europeos.
Víctor Zamudio Batista – Replica de Arte Precolombino
Una iniciativa que aplaudimos, no solo por recrear un producto atractivo, sino por traer a nuestro tiempo las creaciones artísticas de tiempos pasados.
Música y comida
Las notas musicales con sabor a lo nuestro siempre te hace compañía mientras recorres los pasillos buscando aquel objeto convertido en arte que llevarás a casa. La música se mezcla con presentaciones en vivo que harán que tu visita se prolongue por varias horas. En mi caso fue la presentación de los hermanos Samy y Sandra Sandoval en la tarima principal que me obligó a prolongar mi presencia en la feria.
Después de todo el recorrido no pude retirarme sin antes pasar por la sección de comidas donde encontré toda la variedad de alimentos con sabor a lo nuestro. Lechona, choriza (como dicen allá onde uno), tamales, pescado y hasta los famosos bocadillos que siempre me traen recuerdos de mi infancia, ya que era una de mis golosinas preferidas.
Me retiré de la Feria Nacional de Artesanías con esa sensación grata que deja el saber que nuestras tradiciones siguen vigentes con la única fuerza que lo puede hacer posible, nuestra gente panameña.
En días pasados se llevó a cabo la presentación oficial de S.M. Valeria Alejandra Espinosa de Boutaud, reina del III Festival Nacional del Tambor y La Pollera.
La actividad fue adornada por reinas de diferentes sectores del país y amenizada por Osvaldo Ayala, conocido intérprete de nuestra música.
La presentación
Acompañadas por un alegre tamborito, cada una de las reinas bailaban ante los asistentes que alegremente aplaudían.
Al finalizar la entrada de las reinas invitadas, una corte de niñas avisaba lo que todos esperaban, la entrada de Valeria Alejandra Espinosa que vestía una majestuosa pollera panameña.
El acto de presentación culminó con un alegre tamborito junto a los asistentes, como si fuera el recorrido alegre que se acostumbra en las calles del interior del país.
El Festival Nacional del Tambor y La Pollera busca conservar y resaltar la tradición de la fabricación de la pollera panameña y el tambor de cuña. Esta actividad se realiza en el mes de noviembre en San José de Las Tablas, provincia de Los Santos, uno de los lugares donde se fabrican las mejores polleras en nuestro país.
Con el nombre Veranito Histórico, la Autoridad de Turismo desarrolla una serie de presentaciones con el objetivo de resaltar nuestras tradiciones.
En su primera fecha, la presentación se llevó a cabo dentro de las ruinas de la antigua iglesia catedral del conjunto monumental de Panamá Viejo. Un escenario que fue el complemento ideal para mostrar los diferentes bailes folclóricos de nuestro país.
La presentación
Fue una presentación donde tuvimos la oportunidad de apreciar la destreza de jóvenes que con mucha alegría bailaron piezas costeñas y de las provincias centrales. El acompañamiento musical fue con músicos lo que enriqueció la puesta en escena.
Unos restaurantes portátiles y un raspadero fue la salvación para los que fueron directo a la presentación y para los que no pudieron resistirse a comer algo mientras disfrutaban de lo nuestro.
Fue una noche fresca, llena de ritmo a lo panameño. Para el mes de marzo continúan las presentaciones, solo que será otro escenario: las escalinatas del INAC en el Casco Antiguo.
Si estás interesado en asistir, no olvides consultar el Calendario Cultural de lacabanga.com donde encontrarás las fechas y ubicación de las presentaciones; todas son de entrada libre.
Taboga eres tan bella que no te puedo olvidar, así dice uno de los versos de la canción del panameño Ricardo Fábrega y que popularizó a ritmo de salsa el venezolano Oscar d’ León con la Dimensión Latina. Ese mismo efecto causó en mi cuando la visité décadas atrás con mis amigos. En esa época era un paseo obligado, ahora me resistía a regresar, quizás por esa dosis de melancolía que trae los recuerdos de tiempos pasados. Mi familia, después de tanto insistir me convenció, fue cuando formamos con los amigos un grupo de 10 aventureros dispuestos a lanzarse al Mar del Sur, algunos más jóvenes a descubrir la isla y otros, como yo, a redescubrirla.
Ubicación
La Isla de las Flores, otro de los nombres con que se conoce a Taboga, se encuentra en la bahía de Panamá, a unos 20 km de la ciudad. Partimos desde un pequeño puerto ubicado en la antigua Playita de Amador, lugar donde también puedes adquirir los boletos para el viaje. Desde que zarpamos se podía apreciar la isla, fue un viaje tranquilo y en unos 45 minutos ya estábamos en el puerto de la isla.
En el camino nos encontramos varios buques que esperaban su turno para realizar su travesía por el Canal de Panamá. Como es moda, los más jóvenes del grupo no dudaron en hacer sus primeros «selfies» como testimonio de su primer viaje a la isla de Taboga.
Taboga fue descubierta por el adelantado del Mar del Sur, Vasco Nuñez de Balboa, en el año 1513. El poblado fue fundado por el sacerdote Hernando Luque en el año 1524, quien nombró a la isla como San Pedro. Después recibe el nombre de Taboga, una derivación del vocablo indígena aboga, que significa abundancia de peces.
Luego de pasar la revisión en el puerto un grupo se dirigió hacia el hostal donde nos alojamos, otro esperaba ansioso para ir a la playa y yo ansioso por ir a tomar fotos.
De paseo por el pueblo
Inicialmente, me dediqué a explorar parte del pueblo, el resto del grupo se digirió a la playa La Estinga que se encuentra a un costado del puerto, lugar donde pobladores disponen para alquilar paraguas y sillas, complemento ideal para disfrutar de las aguas del Mar del Sur (Océano Pacífico).
La iglesia se encuentra en el mismo lugar donde se construyó la primera capilla bautizada con el nombre de San Pedro en la época colonial. Alrededor de ella se inició la construcción del pueblo. Al frente está bien identificada la casa donde nació Rogelo Sinán (Bernardo Dominguez Alba), escritor panameño de los éxitos escolares «Plenilunio» y «La boina roja», lectura obligada en el colegio en tiempos pasados.
Senderos de cemento invitan a caminar, la diferencia es que ahora encuentras varios hoteles y residencias modernas junto a construcciones antiguas. El malecón es un buen sitio para sentarse a ver el atardecer en las bancas que se encuentran a orillas del sendero.
En el camino a la playa, para reencontrarme con el grupo, observé varios restaurantes con un menú diverso.
En la playa La Restinga hay casetas donde puedes comprar comida y refrescos. Aunque puedes también traerlos en el barco, siempre y cuando no tengas envases de vidrio. Al llegar a la playa una de las amigas me preguntó si había visto algún lugar para visitar en la noche, pero en el camino solo pude ver un bar-cantina cerca del hostal donde nos hospedamos.
En la noche nos sentamos en el malecón a disfrutar la música de una fiesta en la playa. En ese momento los versos de Ricardo Fábrega cobraron vida: Taboga eres tu tan bella que no te puedo olvidar. Bajo tu manto de estrellas te quiero vivir y soñar.
Producto de una misión fotográfica, tuve la oportunidad de visitar, por segunda vez, el poblado en la isla Pedro González. La isla es parte del conjunto de 39 que conforman el Archipiélago de las Perlas en el Golfo de Panamá.
Actualmente, es parte del distrito de Balboa junto a otras islas del área.
En el poblado
En medio del reluciente sol, que acostumbra a acompañarnos cuando ninguna nube se asoma, recorrí los senderos de cemento para poder imaginarme el día a día de los lugareños.
Las casas con portales, donde se da mucho de la vida social en la isla, bordean los senderos, algo típico en las islas del istmo.
En el recorrido me encontré a un grupo de hombres mezclando cemento para hacer un piso para el portal de una de las casas. Mientras trabajaban, uno de ellos se reía y comentaba que sería la residencia de varios de los perros del área.
Seguí mi recorrido y a distancia vi a un hombre sentado a la sombra de su portal, tranquilo, rodeado de la naturaleza, sin los apuros de la ciudad y observando un paisaje que ninguna televisión 4K o 3D podrá mostrarle.
Una hermosa playa sirve de antesala al pueblo, una lancha flota, baila al va y ven de las olas, otras esperan estacionadas en la arena en espera de que los pescadores se lancen al mar en busca de alimento.
Como siempre, los niños son los principales curiosos. Se acercaron a conversar mientras observaban las fotos en la pantalla de la cámara. En esos minutos me sentí parte de la isla, sentado en una escalera de uno de los senderos, mientras observaba el hermoso paisaje isleño frente a mis ojos.
Aquí estoy en plena acción – Foto cortesía de Monique
Aunque ganas no me faltaron para seguir admirando el paisaje frente a mis ojos, escuché a lo lejos una voz que avisaba que ya teníamos que partir. Con mochila al hombro volví a recorrer los senderos pensando en la paz que trajo esta visita. Lejos de la vida acelerada que produce el vivir en la ciudad.