El famoso naitafón (night and fun) era una fiesta un poco particular organizada en el barrio. Aquí te voy a contar cómo era ese asunto. Esto es algo serio, así que tengo que iniciar el relato desde los preparativos. Si lo viviste, es buen momento para recordar y rumbear. Si te lo perdiste, entonces doble la razón para que sigas leyendo.
La fiesta era la excusa para que los organizadores pudieran vender refrescos y comida a los asistentes. Era la recompensa que recibían después de todo el trabajo para que el evento fuera inolvidable, así que nada de armar bronca por eso.
La música, lo más importante del naitafón
La selección de la música era un elemento crítico, aseguraba el éxito o llevaba el evento festivo hacia el barranco, al olvido y a los organizadores a la bancarrota.
Ubiquémonos a principio de los años 70, todavía los casetes no estaban de moda y se utilizaban consolas (tocadiscos) con discos de vinilo para poner la música. Apilar los discos de 45 rpm con las canciones del momento dentro de un dispositivo mecánico que los hacía caer uno a uno, era lo más automático que existía. Si no eres de la época, deja la burla, te estoy viendo.
Solo quedaba cruzar los dedos para que fueran pasando los discos uno a uno. En ocasiones podían caerse varios al mismo tiempo, lo que arruinaba la programación entera.
El ambiente en el naitafón
La decoración era variada, también dependía de las características del lugar del evento. En mi barrio El Marañón, el lugar indicado era la azotea del edificio.
Lograr una buena iluminación era un asunto muy serio. El ambiente tenía que ser lo suficiente oscuro, pero sin que la vida de nadie peligrara, ni que arruinaran con tropezones los adornos de vidrio de la casa. Si no se conseguía el equilibrio adecuado, la pista de baile quedaría desierta y el naitafón se iría al traste.
Un plástico de color colocado sobre la lámpara le daba el toque. Con la iluminación lista, los discos, aunque prestados y ya arreglados, solo quedaba cruzar los dedos para que llegaran los invitados.
La venta en el naitafón
Para los organizadores, la recompensa era que pudieran vender todo lo que habían preparado para los invitados. Los refrescos eran seleccionados al gusto de la gente. Los que eran más expertos negociaban para poder devolver lo que no se vendía. Pecado era que se acabaran los refrescos temprano.
En el caso de la comida, no podía faltar el sous, a lo panameño, saus o sao. Esta delicatessen de la cocina panameña tenía que hacerse en abundancia. Patitas de cerdo avinagradas con su punto de picante era un alivio para cualquiera después del desgaste físico del que te enterarás si sigues leyendo.
Las salchichitas bañadas en salsa de la casa tampoco podían faltar. Combinada con la ensalada de papa, era manjar de reyes. Contra la sazón del barrio nadie podía competir.
Arreglo personal
Ahora te toca ponerte tus mejores galas, estar bien perfumado y bien peinadito, esto te ayudaría a no quedarte viendo bailar a los demás, pero si no sabes bailar, mejor quédate en casa. Esto no es para ti, entiéndelo.
Estamos en el año 1974, la música suena y el ambiente de fiesta en el barrio se siente. Vamos para el naita.
Suena la música
Cada canción fue seleccionada con mucho cuidado. Prepárate porque el naitafón comienza.
Nota importante: Lee el comentario de cada canción, te ubicará en aquellos tiempos.
Willie Colón y Héctor Lavoe – Ah-Ah / O-No
Del año 1972, con las primeras dos notas de esta canción se formaba el alboroto, el pobre recinto fiestero peligraba, la gente pensaba que estaba en la calle, en una comparsa de barrio. Lo más seguro es que Willie se inspiró con nosotros al venir para carnaval y grabó esta samba-arrebato.
La Luna y El Toro – Gabino Pampini y el Combo Impacto
La Luna y El Toro, del año 1973. Sonaba y todos corrían a buscar pareja. Esta canción va de menos a más, de repente la descarga toma un tempo de comparsa y se te metía el espíritu mismo de la rumba y comenzabas a ejecutar pasos que ni sabías que tenías. En el centro de la pista la felicidad era completa, pero si no te sabías lo que decían las trompetas, estabas en nada. Una canción bien arrabalera con su tumbao de esquina.
Los Siverstone – Corazón adolorido
Esta canción se estrenó en 1969. Te ponía en estado romántico arrabalero inmediatamente. En la pista las parejas se concentraban en el centro. El paso era suavecito con ese tumbao único de los Combos Nacionales. Nadie se quería perder esta pieza, así que cuando se escuchaba la primera nota musical, salías corriendo sin que se dieran cuenta (eso es un arte) para que no te robaran tu pareja.
Main Ingredients – Everybody Plays The Fool
Everybody Plays The Fool es una canción a nivel experto en naitafón. Categoría ultra, si no te quedabas sentado en esta pieza, ya te podías sentir satisfecho, no es cuento. Es de esas canciones que hasta funcionaban de consuelo si te quedabas sin pareja. Buena melodía.
Malo – Suavecito
Del año 1972. Este son bolero con sonido callejero, bien arrabalero, era otro de nivel sublime. En este grupo estaba el otro Santana, el mismo que acompañó a las Estrellas de Fania con la versión de El Ratón de Cheo Feliciano. Esta canción también se bailaba con tumbao, ese es un movimiento cadencioso, todo el movimiento en un solo mosaico, un arte.
Marvin Gaye – Let’s Get It On
Del año 1973, la sublime canción de los naita, pista llena y los que se quedaron sin parejas rabiando, se alejan a esperar que terminara la pieza. Seguro que por culpa de esta canción se crearon nuevas familias en el barrio.
Main Ingredients – Just Don’t Want To be Lonely
Del año 1974. Main Ingredients tenían la fórmula, no es antojo mío, tenían esa cadencia necesaria para triunfar en los naita. Entiéndelo, lograr ese sonido no es fácil, es fuera de este mundo. Simplemente, no quiero estar solo, ley del naita.
Willie Colón y Héctor Lavoe – Timbalero
Del año 1972. Pregona Héctor que es la mejor salsa que ha dado Puerto Rico, no, no y no, esto fue salsa-comparsa-arrebato, para que uno terminara vuelto leña. El público gritaba, no cantaba. Cuando llegaba el pregón “Entren que caben 100”, se formaba la locura; no es cuento. Ya en ese momento el recinto fiestero estaba que no cabía un alma más.
Los Mozambiques – Noche de Cumbia
Del año 1974. En la capital se escuchaba poco el típico, pero a estos tipos se les ocurre crear una cumbia arrabalera y era como si todos quedaran poseídos; algunos hasta hacían un zapateo sin saber que era eso. Sin duda, folclor del barrio.
Toby Muñoz – Picadillo Panameño – La Parranda
Lanzado entre los años 73 y 74. A Toby Muñoz le da por lo folclórico, pero no conforme con eso, lo hace como si se fuera a acabar el mundo. Más de 16 minutos de locura. Las mujeres salían a bailar solas, no les importaba que no la sacaran a tirar pasos. De repente comenzaban a tirar besitos las chicas, se imaginaban reinas del naita, estaban poseídas. Y el tren, siiii un tren, se armaba un ridículo tren humano, simplemente para dar vueltas y luego para el pasillo. Los vecinos rabiando por aquello, pero a nadie le importaba. Ya para ese momento todos eran folcloristas, se sabían todas las tonadas. Me voy para Guararé, gritaban, y nunca habían ido. El condenado de Toby terminó con Pescao, uno que ya en ese momento estaba casi sin aire. Uno terminaba molido, rendido por culpa de la locura de Toby Muñoz. Lo soltó todo, no ha tenido un éxito igual.
2 respuestas a «Un naitafón a principio de los 70»
Eduardo
Yo recuerdo que cuando ponía los discos en el «Naitafón» era en secuencias predefinidas de torres de discos sobre discos, comenzando con los discos de 45 rpm y dejando los discos de 33 rpm, hasta el final, así mismo eran temas mixtos, típicos salsa dura, salsa clásica, boleros, calipsos, cha cha cha, mambo, guaracha, charanga, guaguancó, etc. y exclusivamente temas de Combos Nacionales; sólo repetía un tema si me lo solicitaban y daban un «real» para los de 45 rpm y un «daim» para los de 33 rpm, pero si era un bolero, me daban un «cúara». Rubén Blades con los Salvajes del Ritmo, Gabino Pampini con el Combo Impacto, etc. Tiempos de mi infancia que son Inolvidables.
«Naitafón»= Night and Fun;
«real»= moneda de cinco centésimos de Balboa o cinco centavos de dólar (The Nickel);
«daim»= moneda de diez centésimos de Balboa o diez centavos de dólar (The Dime);
«cúara»= moneda de veinticinco centésimos de Balboa o veinticinco centavos o cuarto de dólar (The Quarter)
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