“Este es el barrio donde yo nací, el rinconcito donde yo viví” dice Samy Marrero en el tema salsoso “Mi barrio”, no cabe duda que de esa forma recordamos ese terruño donde fuimos formando nuestro carácter.
Anteriormente, te comentamos que el Panamá Afuera fue creciendo, uno de esos sectores fue Calidonia. Territorio que se extiende desde la Avenida Central hasta el Mar del Sur, al oeste, la calle 3 de noviembre y hacia el este, lo que se conoce como La Exposición.
Uno de sus barrios pintorescos era El Marañón, sus casas de madera, construidas en la época de la construcción del Canal Interoceánico, le daban ese toque nostálgico de principio de siglo. En esas casas podías encontrar puestos de venta de verduras y de frituras. Recuerdo a mi abuela intercambiando cartuchos por unas cuantas verduras donde Ñampí, hombre afroantillano que tenía su venta en una casa de madera muy cerca de donde quedará la estación del Metro del Marañón.
La 24
Esa es la Calle 24, detrás de la Pedíatrica de Justo Arosemena había otra casa de madera, en esta se vendía frituras, el puesto se conocía como Maritza Patacón, al menos así la bautizaron mis amigos. Varios quintales de plátano eran procesados todos los días que combinado con carne frita o pajarilla era el plato favorito de los clientes. Para no atorarse con ese rico platillo de barrio tenían a la venta cervezas hechas en USA que de alguna manera conseguían en la antigua Zona del Canal.
Por la 24, caminando hacia la Justo Arosemena podías divisar el Chalet Roxy, otra casa de madera donde quedaba una legendaria cantina. En esa acera había una venta de morcilla y domplín, muy cerca estaba la venta de pescado en escabeche, una de las tantas delicias del barrio para chuparse los dedos. Todavía no he podido encontrar un restaurante que tenga esa sazón. Actualmente, puedes encontrar la venta de morcilla, una de las pocas cosas que quedan.
La 25
La Calle 25 era el área comercial del barrio donde podías encontrar de todo, farmacias, zapateros, barberías, restaurantes, clínicas, malteadas y la disco tienda, el Palacio Musical, lugar donde comprábamos los éxitos de los Combos Nacionales y lo mejor de la FANIA.
El mercadito
El Mercadito de Calidonia estaba a pocos metros, en una calle que atravesaba la Calle 25, muy cerca de la Avenida Central. Era el favorito de mi abuela para comprar carne de res y gallina. Todo era fresco, del día, las mañanas de los domingos había mucho movimiento en ese sector, eso sí, todo antes de jugar la lotería.
Desde la esquina de esa acera, en la 24 (calle) se podía ver la Casa Muller, un edificio de madera, lugar donde en tiempos pasados se establecieron los mejores almacenes de la ciudad.
Los sábados el barrio se llenaba de música, los mejores éxitos de salsa se escuchaban salir de las casas de madera y de las rentas (edificios de alquiler construidos por la Caja del Seguro Social en la década del 40 y 50 del siglo pasado).
No todas las personas eran ángeles, había algunos que prefirieron una vida negativa. Fuimos testigos, a pesar de los consejos, de su negativa a seguir un camino hacia un mejor porvenir.
En la Avenida México está la pequeña Iglesia Santa Teresita, todavía en pie, justo enfrente de lo que era la Renta 10, parroquia donde se bautizó, casó y se despidió a la gente del barrio.
Era un barrio de gente humilde, alegre y trabajadora, ninguno de sus habitantes perdió las esperanzas de mejores días y siguió apostando por la educación de sus hijos. Éramos criados por muchas madres, donde el vecino era parte de tu familia y los amigos, tus hermanos.
Así era el antiguo barrio del Marañón, otro de los barrios que nació con la República, lugar donde la única raza era la panameña y donde muchos panameños vivimos inolvidables momentos.
Casas de maderas, en el barrio del Marañón, estaban ubicadas detrás de la Pedíatrica de la avenida Justo Arosemena. Foto el año 1960.
Deja una respuesta