Caminando por los alrededores del parque en Monagrillo de Chitré, observo una casa de tejas con un letrero que dice «Cantina sin rival», el reloj ya marcaba las nueve de la mañana.
Su aspecto antiguo me despertó interés, pero sus puertas estaban cerradas. Era domingo y el pueblo había estado de fiesta el día anterior. Asumí que no abriría ese día y que no tendría la oportunidad de conocerla por dentro.
Resignado me fui a la zona bancaria – las bancas del parque – a tomar algunas fotos de los alrededores, algunas nubes se asomaban y conspiraban para no dejarme tomar fotos del área.
Lo inesperado
En la acera de enfrente ya había escuchado a algunas personas citarse en La Araña cuando abriera, nombre de la cantidad que con cada minuto que pasaba despertaba mas mi curiosidad por conocerla.
Mientras tomaba algunas fotos en el parque una señora se acerca al recinto de la alegría y abrió sus puertas, ya el reloj marcaba pasada las 10 de la mañana. Tímidamente entramos mientras la señora Ana nos recibía con una gran sonrisa y nos contaba que la cantina tiene mas de 50 años.
El interior superó mis expectativas, fue más allá de un local antiguo. Sus paredes y techos son como una memorabilia. Cada centímetro está ocupado por algún recuerdo. Una foto, un cartel y hasta objetos que te someten a escudriñar en tu memoria y conectar con algún acontecimiento de tu vida.
Mientras saludaba a la familia Ortega, dueños de este local añejo, entró un visitante, de esos que parece que nunca se fueron, a saludar también. Solo unos minutos habían abierto y ya comenzó a entrar más personas.
Entraron dos señores se sentaron frente al televisor y pidieron que pusieran un canal en especial para ver un juego, al poco tiempo una combinación de bebidas que ponen alegre ya estaba en su mesa. Es que cuando eres de la casa ya conocen tus gustos.
Minutos después, una billetera, de esos billetes que te hacen ganar dinero de vez en cuando, se colocó estratégicamente en el centro del local mientras continuaba con una conversación que parece la secuela de un capítulo anterior, pero de los buenos.
Un recuerdo
Pedí permiso para tomar algunas fotos, saqué mi cámara y me dispuse a obtener algunos recuerdos gráficos.
Carteles de Samy Sandra Sandoval parecían un antes y después de estos populares hermanos de la música típica oriundos de Monagrillo.
Foto de Victorio Vergara, detalles sobre el Mundial de Fútbol Italia 90, una imagen del Che Guevara con la inscripción «fuera las bases militares Yanquis en Panamá» y hasta un teléfono público con el logo de INTEL, antigua empresa estatal encargada de las telecomunicaciones, te obligan a hacer un viaje mental en tu pasado.
Ocupé mas tiempo en observar que en tomar fotos. Uno de mis acompañantes me invitó una bebida vikinga y al acercarme a la barra me encuentro con una foto de Ismael Rivera, cantante salsero puertorriqueño muy querido en Panamá, interprete de la Gata Montesa. Si no conoces la canción te invito a escucharla mientras miras las fotos.
Una rueda con la inscripción España 82 donde había dejado la bolsa de la cámara y sobre ella unas gorras castigadas por el tiempo, interrumpieron mi contemplación desde la barra y me obligó a tomar nuevamente la cámara.
El cielo raso es la parte mas internacional, banderas de diferentes países se entremezclan con varios pósters de equipos locales e internacionales haciendo del mismo toda una exposición permanente.
Aparte de ser una delicia visual para los que llevamos algunos años recorridos – las hojas blancas siguen cayendo -, La Araña es un oasis para todo aquel que quiera hacer una pausa a las actividades de trabajo.
La familia Ortega ha creado en este local un ambiente amigable con ese toque añejo que solo se consigue con el pasar de los años, no es un producto de un invento casual. Son de esos lugares que tienes como si fuera una extensión de tu casa, porque en ella te encuentras a esa familia que buscaste entre extraños, los amigos.
Nos despedimos agradeciendo todas las atenciones, pero sé que en algún momento volveré a sentarme en una de sus sillas a escuchar los cuentos en otro capítulo más desde La Araña.