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  • Iglesia de San Atanasio

    La Iglesia de San Atanasio está ubicada en el corregimiento de La Villa de Los Santos. La Villa forma parte del distrito de Los Santos, provincia de Los Santos, en la región de Azuero.

    El templo fue declarado Patrimonio Histórico Nacional en el año 1938.

    La Villa de Los Santos

    Sus primeros pobladores provenían de Natá. Para el 1 de noviembre de 1569 logran fundar La Villa de Los Santos, desafiando a las autoridades natariegas.

    La fecha de su fundación es el Día de Todos los Santos, celebración religiosa de donde hereda su nombre.

    Con el tiempo, La Villa se constituyó en una de las regiones donde brota el deseo del campesinado por ser independiente, sentimiento que llega a su clímax el 10 de noviembre de 1821 con el primer grito de independencia de España.

    La Iglesia de San Atanasio

    La referencia más antigua de la iglesia es del año 1585, cuando el procurador Pedro de Salinas menciona las condiciones precarias en que se encuentra la iglesia. Referencia mencionada en la página oficial de la diócesis de Chitré dedicada a la iglesia de San Atanasio

    Está ubicada, como en la mayoría de las regiones del interior, en el parque o plaza del pueblo. Lo curioso es que su entrada principal no está de cara al parque.

    En su interior resalta lo bien cuidado que se encuentran su retablo, altar y las estructuras de la iglesia. Las esculturas de madera, principal materia prima, embellecen este tesoro de época colonial, de estilo barroco, que con celo cuidan sus residentes.

    La iglesia de la Villa de Los Santos fue una de las primeras de la región, lo que la convirtió en sede de la evangelización para los sectores aledaños.

    Corpus Christi

    Como sede de la evangelización, varias de las costumbres religiosas españolas fueron establecidas en La Villa, celebraciones que con el tiempo se tradujeron en parte del folclor de la región. Una de ellas son las danzas de los diablos que todos los años se realizan para las fiestas del Corpus Christi.

    Las danzas de los diablos muestran la lucha entre el bien y el mal, herramienta que utilizaron los religiosos para evangelizar a los no creyentes.

    Por cientos de años la iglesia ha sido, en parte, sede de estas celebraciones que hasta hoy se mantienen vigentes. Todo, producto de la transmisión oral entre generaciones.

    Visitar la iglesia en la celebración del Corpus Christi es una experiencia diferente. Podrás revivir tiempos pasados de una forma natural. Una experiencia que solo se consigue cuando un pueblo vive sus tradiciones.


    Danza de Diablicos Sucios por las calles de La Villa de Los Santos


  • En busca de diablicos sucios en la Villa de Los Santos

    En una misión de búsqueda de diablos, de esos de antaño, me fui hasta la Villa de Los Santos aprovechando las actividades por motivos del Corpus Christi. Una costumbre que inició en la época colonial.

    Aunque el evento principal ya había pasado, la extensión de la celebración hasta el fin de semana me permitió encontrarlos.

    Los diablos de la Villa De los Santos

    Personas vestidas de diablos participaban durante el Corpus Christi con danzas cuyo principal objetivo era el de introducir a los no creyentes al catolicismo. Son una representación simbólica del mal. Los más antiguos son los llamados diablicos sucios y su origen es de la época colonial.

    Llegué a La Villa a eso de la 1 de la tarde, hora en que el anuncio publicitario indicaba que iniciaban los actos. Aunque era poco probable que el desfile comenzara a esa hora, llegar antes me permitiría tomar fotos del pueblo, la iglesia colonial y conocer la ruta del desfile.

    Luego de algunas fotos de la iglesia, de casas antiguas y de visitar el museo, el fuerte sol me obligó a buscar refugio en el parque. Ubicado en un sitio estratégico, observaba si aparecían algunos diablos para poder fotografiarlos.

    Mientras esperaba, dos diablicos limpios, otra variante de diablos, se acercaron al parque, lo que atrajo a varios curiosos para tomarles fotos. Por supuesto que dentro de ese grupo de personas estaba yo.

    Para estos diablos le tengo reservada otra publicación, escritos que son producto del fin de semana que dediqué a buscar diablos en Azuero.

    Diablico sucio

    El diablico sucio viste una especie de mameluco, conocido como fustillo, de rayas rojas y negras. El elemento principal del vestido es la máscara, en ella se representan animales o lo que para la imaginación del creador sería un diablo.

    El vestido es complementado por un murrión de cuero, plumas de guacamayas, una capa, vejiga, castañuelas, garrotillo, chácara y cutarras.

    La danza está acompañada con guitarra. Las más conocidas son El Toletón y El Paseo, aunque también se hacen acompañar con cumbias y mejoranas.

    En la época colonial, las rayas del vestido eran pintadas con carbón (para el negro) y achiote (para el rojo). Al poco tiempo de uso, el sudor del danzante se mezclaba con las rayas pintadas, produciendo manchas que daban un aspecto sucio al vestido, así fue que nació el nombre popular de diablico sucio.

    El desfile

    A eso de las 4 de la tarde, cerca de la estación de policía, aparecieron los primeros diablos. Inmediatamente, me movilicé para tomar algunas imágenes. Sin duda eran las celebridades, muchos visitantes se acercaron también para llevarse un recuerdo fotográfico del momento.

    En la siguiente foto podrás apreciar los detalles de la vestimenta descritos anteriormente.  Aunque algunos de los materiales que se utilizan para confeccionar el vestido han variado, la esencia de la tradición se mantiene intacta.

    El recorrido del desfile fue corto, pero con el impacto que produce observar a los diablos danzando por las calles como se realizaba hace más de 200 años.

    En el desfile participaron diablos de diferentes edades. La música era ejecutada por un guitarrista y sin apoyo de amplificación. Lo que acercó al espectador a lo tradicional, una danza como en tiempos pasados.

    Las danzas de los diablos son una tradición en la que se han involucrado muchas personas para rescatarla. Folcloristas, artesanos, músicos y danzantes han unido fuerzas para mantener este recuerdo vivo.

    Es alucinante poder observar cómo el trabajo colectivo logra recrear momentos pasados en el presente. Un pasado que nos fue definiendo como panameños.

  • Una aventura en el Cerro Trinidad

    Vivir una aventura por el Cerro Trinidad también tiene su componente histórico por su ubicación. El cerro está ubicado en el poblado de El Cacao, en Capira.

    El Cacao está relacionado con uno de los personajes históricos de gran relevancia en Panamá, el caudillo Victoriano Lorenzo.

    Victoriano residió en esta comunidad y hasta fue corregidor en el año 1889. Aquí vivió en carne propia las injusticias de la época, lo que lo llevó a involucrarse en la lucha por garantizar la igualdad de derechos para sus coterráneos.

    Al recorrer sus calles, me imaginaba cómo era el lugar en el pasado. Pequeños caseríos y caminos por donde la comunidad intentaba tener una vida tranquila, hasta que se vio involucrada en la Guerra de Los Mil Días.

    Una guerra importada desde Colombia entre los partidos Conservadores y Liberales, para esa época Panamá era un estado de ese país. Esta guerra produjo serias heridas a la comunidad panameña, lo que obligó a Victoriano a participar activamente en ella.

    Ahora las carreteras del poblado son de asfalto y permiten tener acceso a las faldas del cerro de esta aventura, el cerro Trinidad.

    Subiendo el cerro Trinidad

    Subí el cerro por una invitación, aunque tuve mis dudas, al final decidí ser parte de esta aventura. La subida tiene un alto grado de dificultad, lo complicaba que días anteriores estuvo lloviendo por el área. Aunque no llovió el día que subimos, era seguro que el camino estuviera húmedo. 

    Después de unos 15 minutos de camino ya se podía sentir el calor y la humedad. Paso a paso nos fuimos adentrando en la densa vegetación del cerro. Raíces y ramas de árboles me sirvieron de apoyo para la escalada. Aunque el camino estaba bien señalizado, esto no evitaba tener que pasar por obstáculos que obligaban a utilizar más energía. 

    Troncos en el camino y áreas más empinadas me hacían preguntarme para qué me metí en esto, pero ya era tarde para esos pensamientos. Con mi equipo fotográfico a cuestas iba conquistando, junto a otros aventureros, el famoso cerro, conocido por sus picos que intimidan con solo observarlos desde la carretera Panamericana.

    Conquistando el cerro de más 900 mts de altura

    La escalada más complicada fue a pocos metros de la cúspide. Una gran roca desafiaba mi ánimo que para ese momento ya no era el mismo. Al mirar a la izquierda, me encontré con una imagen que recargó mis energías. Ante mis ojos tenía parte de la cordillera central, ese conjunto montañoso que es como división natural entre el Pacífico y el Caribe panameño. Mientras recargaba energías, decidí tomar las primeras fotos de la travesía.

    Un paisaje único que pocas veces podemos apreciar, solo de esta manera. Ya era cerca del mediodía, pero este tipo de expedición no permite escoger una mejor hora para hacer fotos. Guardé la cámara y subí la roca que ves del lado derecho en la foto. El último obstáculo para llegar a la tan ansiada cima.

    En la cima

    En la cima me separé de los otros aventureros para hacer algunas fotos, pero antes me dediqué a contemplar el paisaje. Fue una especie de ceremonia para despedirme del cerro y de mi última aventura de este tipo.

    El descenso

    El descenso se complicó por el aumento del fango, lo que hizo de las ramas de los árboles en un aliado vital para el retorno. Si no lograbas un apoyo firme, era seguro que terminarías sentado y deslizándote. Esto convirtió a la bajada tan agotadora como la subida. 

    Para esta aventura contamos con varios guías que nos dieron apoyo en todo momento. El contar con guías es un requisito altamente necesario. Después de una hora de recorrido, ya el lodo era parte de mi cuerpo, pero no producto de un tratamiento para la piel. La bolsa de la cámara también recibió su dosis de lodo. 

    Terminé la bajada con apoyo de un bastón improvisado. En el último sector ya no contaba con los árboles de apoyo, pero feliz de poder terminar la travesía en el cerro.

    El Hervedero

    El final de la aventura fue, como me gusta, en un río, el charco el Hervedero. Te debo las fotos del río, ya para ese momento me había olvidado de la cámara, necesitaba agua para refrescarme y separar el lodo que me acompañaba. Lo más probable es que regrese al Cacao a disfrutar de sus ríos, pero ya me despedí del cerro Trinidad, ese solo lo veré a la distancia.

  • La pollera panameña en un desfile por el Casco Antiguo

    La pollera panameña en un desfile por el Casco Antiguo fue algo que siempre estuvo entre las cosas que había querido fotografiar.

    El anuncio del I Festival de Folklore Música y Danzas del Mundo celebrado en Panamá llevó a delegaciones de varios países a la realización de un desfile por el Casco Antiguo.

    La posibilidad de tener a empolleradas caminando por las antiguas calles de la ciudad fue suficiente motivación para preparar el equipo fotográfico, ponerme mi gorra con el logo de las esclusas del canal y tomar la ruta más despejada para llegar lo antes posible a San Felipe.

    Los preparativos para el desfile

    Ya ubicado en el área, me dispuse a averiguar la ruta. No habían hecho mucha publicidad del evento, así que me faltaba información. Uno de los agentes de policía me dio luces de la ruta, ahora me quedaba planear las tomas.

    Las delegaciones estaban en una misa en la Iglesia de San Francisco, eso me dio algo de tiempo para prepararme.

    Las paredes y balcones de las casas del Casco Antiguo tenían que ser parte de la composición. El desfile de las polleras era corto y las estrechas calles me daban poco espacio para las tomas sin que salieran las personas que observaban el desfile. Todo complicaba mi misión fotográfica.

    Los participantes

    Los participantes eran delegaciones de grupos de proyecciones folclóricas. Estos grupos se dedican a cultivar los bailes tradicionales panameños y frecuentemente participan con sus presentaciones en diferentes partes del país.

    Al vestir de pollera panameña, algunos grupos de proyecciones folclóricas se toman ciertas libertades y no siguen de forma estricta las reglas de uso tradicional.

    Mi principal interés en esta ocasión era poder lograr algunas fotos de empolleradas caminando por las calles como si estuviéramos a finales del siglo XIX.

    Imaginando el pasado

    Por la Calle San Juan de Dios —actualmente Avenida B— logré una toma donde pude incluir un balcón corrido de madera de estilo colonial.

    Las chicas bailaban alegremente, pero una cámara de vigilancia y unas láminas de metal interrumpieron el ambiente en esta composición callejera en mi intento de lograr una imagen como en el pasado. Sin embargo, pude documentar esta actividad y ojalá que en un futuro cercano se realicen otras parecidas.

    No me di por vencido. Corrí unos metros adelante y sentado en el piso, hice otra toma. En este caso, el fondo es un edificio con balcón y verjas de hierro, influencia de la época del Canal Francés.

    Lo curioso es que en la misma calle pude hacer tomas que reflejaran dos épocas diferentes.

    Ya en este momento estaba muy entusiasmado con los resultados que veía en la pantalla de la cámara. Inmediatamente, me imaginé el siguiente espacio: la Calle del Postigo —actualmente Calle 9a—.

    Me ubiqué en una de las esquinas de la Plaza Herrera y esperé que aparecieran. Quería que la calle adoquinada también fuera protagonista. Eso me obligó a seguir a baja altura, no está mal hacer ejercicio.

    Una de las chicas, al verme preparado para tomar la foto, soltó una gran sonrisa y en ese momento presioné el botón que detuvo el tiempo en la imagen que puedes apreciar luego de estas líneas.

    Luego me adentré a la calle y me encontré con una delegación a lo cachimba de Portobelo. El público animado les tomaba fotos. Una escena perfecta para documentar en una imagen digital todo ese ánimo colectivo que celebra una de nuestras manifestaciones folclóricas que es poco conocida.

    Esta aventura la cerré con fotos de una delegación de panameñas que lucían la tostada o tostón con polleras blancas. Extraña joya que algunos piensan que fue introducida por empolleradas en la ciudad de Panamá.

    Inmediatamente, me imaginé una de esas escenas del carnaval del pasado en la ciudad de Panamá. Aunque las celebraciones se realizaban por la Avenida Central, de seguro que por la que se conoció como Calle de San José (hoy Avenida A), caminaron empolleradas con el controversial tostón.

    Las delegaciones en las fotos son:
    Proyecciones Folclóricas Panamá del Alma Mía.
    Andrés Valiente Danzas y Proyecciones Folclóricas.

    Me faltó identificar una de las delegaciones, mis disculpas. Gracias a todos sus integrantes por promover nuestro folclore.

  • Río Indio, más que una corriente de agua que fluye permanentemente

    El río indio es más que una corriente de agua que fluye permanentemente. Es el medio por el cual más de 228 comunidades desarrollan sus actividades, ya sean comerciales o de transporte.

    Después de un recorrido de unas dos horas por la Costa Abajo de Colón, llegué a la comunidad de Río Indio. Un robusto puente te da una idea de la majestuosidad del río que iba a cruzar.

    Lo extraño fue ver los escombros de otro puente. Después me enteré de que en el 2006 fue destruido por el mismo río que observaba tranquilo y que invitaba a disfrutar de sus aguas.

    Cayucos en el río

    En los escombros del antiguo puente me detuve a observar el río. Los ríos tienen su encanto, el escuchar toda la naturaleza a su alrededor es el mejor calmante para cualquiera que se sienta estresado.

    Son de esos regalos de la naturaleza que no puedes dejar de contemplar. Después de dedicarle su momento al río, observé mucha actividad debajo del puente.

    Un grupo de cayucos en la orilla atrajeron mi atención. Varias personas los abordaban, pero de manera selectiva. Todo el que iba llegando sabía que cayuco abordar.

    La actividad era constante. Personas con sus equipajes, la mayoría con bolsas de compras, se acomodaban dentro de los cayucos y esperaban pacientemente para partir.

    Terminal de cayucos y entretenimiento

    El puente servía de techo para una improvisada terminal de cayucos. Mientras observaba esta actividad rutinaria en la comunidad, unos niños interrumpieron mi concentración.

    Eran dos que se preparaban para utilizar el antiguo puente como trampolín. Uno de ellos se atrevió a entrevistarme al ver mi cámara, luego continuó con su diversión y saltó al río.

    Ganas no me faltaron para saltar con él, pero creo que ya no estoy en condiciones para este verdadero x-games. Así que seguí con mi observación de la actividad en el río, como quien ve un documental en TV, con la diferencia de que tenía una vista de 360 grados.

    El río uniendo comunidades

    La construcción del Canal de Panamá produjo una especie de obstáculo para el transporte de los habitantes de estas comunidades. Así que el río Indio ha sido su aliado por todos estos años.

    Mi Ambiente junto al Canal de Panamá han llevado a cabo estudios sobre el río. Reportan una extensión de 580 kilómetros cuadrados y asentamientos de más de 220 comunidades. Esto explica la constante actividad debajo del puente.

    Lo más fascinante es que el río inicia en la provincia de Coclé, pasa por la provincia de Panamá Oeste y termina en Colón. Me imagino que, al igual que a mí,  te dieron ganas de hacer un recorrido por el río.

    En el futuro, el río Indio quizás sea una fuente de agua potable para la Ciudad de Panamá y alrededores.

    Desembocadura en el Caribe panameño

    Estaba tan atraído por el río que estuve a punto de olvidar visitar las aguas del Caribe. Caminé unos cuantos metros y llegué a la costa; la tenía a mis espaldas.

    Fascinante fue encontrarme con un balneario natural. Las aguas del río Indio formaban una piscina donde se bañaban algunas personas a unos pocos pasos las aguas del mar.

    En Río Indio no vas a encontrar facilidades de hospedaje. Lo que encontrarás es gente amable y una abundante naturaleza. Los elementos perfectos para una escapada aventurera.

    Referencias sobre Río Indio

    Ubicación

  • Parque Arqueológico El Caño, la necrópolis de los Coclé

    El Parque Arqueológico El Caño fue la necrópolis de los Coclé. Un lugar destinado a enterramientos de personas de la precolombina sociedad Coclé.

    Ubicado en el distrito de Natá, el parque da la oportunidad de conocer en sitio una necrópolis — ciudad de los muertos — que data alrededor del año 700 d. C.

    Su uso se extendió hasta 1000 a. C. Se han descubierto 7 tumbas de entierros múltiples y artefactos propios de la época.

    El Museo del Parque Arqueológico El Caño

    El parque incorpora una casa museo con una exhibición permanente de artefactos encontrados en las tumbas. En la instalación podrás hacer un recorrido por el estilo de vida de los Coclé y observar piezas originales de este grupo que habitó en la región hace más de mil años.

    Los Coclé acostumbraban a enterrar a las personas de alta jerarquía social junto a piezas de oro y otros artefactos. También eran enterrados acompañantes, entre ellos prisioneros y sirvientes. Aunque parezca un cuento de terror en la actualidad, era el destino de los prisioneros y sirvientes de los señores de Coclé.

    Todas las piezas exhibidas están identificadas indicando de qué tumba provienen. Observar los artefactos y leer sus descripciones te ayudan a hacer un viaje por el pasado junto a los guerreros de oro.

    El parque

    Esta ciudad de los muertos tiene una extensión de 8 hectáreas. A la vista sobresalen una hilera de monolitos que avisan que este territorio guarda secretos del pasado. Podrás hacer un recorrido a pie y conocer una de las tumbas que permanece abierta con algunos restos. Como es un recorrido al aire libre, es recomendable llevar ropa y calzados cómodos. 

    Los Señores Dorados de Panamá

    El hallazgo de las tumbas lo catalogó National Geographic como uno de los más importantes de América en el artículo titulado Los Señores Dorados de Panamá, publicado en su edición en español de enero de 2012 —conservo un ejemplar—. Puedes leer un resumen de la publicación en este enlace. También produjeron un documental que fue presentado en su conocido canal de televisión pagada que cuenta un poco los trabajos de las últimas excavaciones.

    La ruta al parque

    El parque arqueológico está ubicado en la comunidad del Caño, un corregimiento del distrito de Natá, provincia de Coclé. La carretera está pavimentada, lo que facilita el acceso. El sitio está un poco apartado del pueblo, en temporada lluviosa es susceptible a inundaciones. Puedes complementar este paseo de contacto con la historia visitando Natá y su iglesia. Al visitar El Caño tendrás un contacto con el Panamá Precolombino y al visitar Natá con el Panamá Colonial.

    El recorrido incluye la primera tumba que fue excavada. En el fondo podrás observar restos de seres humanos. Evidencia de los entierros colectivos que practicaban los Coclé.

    Puedes visitar el sitio web de la Fundación del Caño para mantenerte actualizado de las actividades relacionadas con el parque arqueológico.

    El acceso al sitio es por carretera que te llevará directamente a la entrada del parque. La atención al público es de 8:30 a.m. a 3:30 a.m. de martes a sábado. Aunque es preferible comunicarte con la fundación previamente para visitar el parque.

    Recuerdos del Caño

    El primer contacto que tuve con El Caño fue a principio de los 90, en esa época acompañé en dos ocasiones a un amigo profesor de historia con sus alumnos. Para esos años no había una carretera pavimentada y todavía no habían realizado las excavaciones que dieron pie a la publicación de National Geographic.

    En esa visita ya se comentaba la sospecha de que debajo de las protuberancias de tierra podría haber mucho oro. Para ese momento ya habían confirmado que dichas protuberancias eran tumbas.

    Varios años después intenté regresar, pero la lluvia me impidió completar el recorrido y tuve que resignarme a abandonar la travesía por seguridad.

    Como puedes apreciar en el mapa, el Río Grande pasa cerca del parque arqueológico. El río no se puede ver a la distancia, pero pude observar en los alrededores unos cultivos. Al preguntar, me indicaron que era una siembra de cebolla.

    Mientras contemplaba la siembra, observé un camino que en otro momento intentaré recorrer. Ver acercarse a un hombre en bicicleta despertó mi curiosidad. Queda pendiente esa travesía, te contaré cuando la haga.

  • De visita al Biomuseo, un viaje por la biodiversidad panameña

    Una visita al Biomuseo siempre será una experiencia que estimulará tu deseo por conocer más sobre el origen de Panamá.

    No solo es un recuento de cómo se creó el territorio donde nacimos. Mientras caminas por sus instalaciones, tienes un acercamiento a la biodiversidad panameña.

    De visita al Biomuseo, caminando por el Parque de la biodiversidad

    En mi primera visita al Biomuseo sus jardines estaban incipientes. Actualmente ya es una realidad.

    Es un espacio dedicado al mundo vegetal. Presta atención a los letreros, de repente te encuentres con nombres conocidos y frente a ti, el árbol.

    Semáforo de la vida silvestre (Vitrina de la Biodiversidad)

    Cuando visites el Biomuseo presta mucha atención a un semáforo que nos muestra el estado de la biodiversidad. Es de asombrarnos que en un territorio tan pequeño como Panamá coexistan tantas especies vivientes.

    El semáforo nos cuenta una realidad que nos debe ayudar a crear conciencia. De una manera rápida y gráfica, podrás darte cuenta cuáles especies han desaparecido y cuáles están en peligro.

    Esta exhibición en particular es impactante. Nuestro paso por esta tierra produce cambios. Algunos de esos cambios son tan severos para algunas especies que las han llevado a su extinción.

    Un recorrido interactivo

    La naturaleza es de imagen y sonido. Por eso el recorrido estimula tus sentidos, podrás escuchar y hasta tocar. Mientras caminas debes estar atento porque a tu alrededor hay mucha información.

    No es una visita para leer solamente. También es para contemplar y escuchar sonidos, algunos conocidos, otros totalmente nuevos.

    PANAMARAMA

    En esta sección prepárate a otra de esas experiencias audiovisuales estimulantes. Un viaje por esa biodiversidad tan variada que tiene Panamá. Pasarás por diferentes ambientes sin siquiera moverte de tu posición.

    No te olvides de mirar para todos lados, no sea que te pierdas algún detalle.

    El recorrido del panameño

    Un espacio abierto conocido como La Huella Humana te muestra el paso del hombre por esta tierra istmeña. También es un área de sorpresas donde los niños podrán recibir conocimiento por medio de actividades recreativas.

    Exhibiciones temporales

    El Biomuseo cuenta con áreas de exhibiciones temporales, lo que hace que volverlo a visitar sea una experiencia diferente.

    Un museo cambiate

    Pronto habrá nuevas exhibiciones permanentes, así que estoy en espera de su estreno. La naturaleza está en constante movimiento y el Biomuseo lo refleja.

    Nuevas especies encontradas o una a punto de desaparecer harán que las exhibiciones se adapten a estos cambios. De esta manera nos mantienen actualizados con nuestro entorno natural.

    El edificio

    A poco tiempo de su apertura ya había comentado sobre el edificio. Una verdadera joya visual creada por Frank Gehry, uno de los arquitectos más respetados en el mundo.

    Sus vistosos techos y los vivos colores no tienen competencia desde el sitio estratégico en que se encuentra el Biomuseo.

    Su estructura se ha convertido desde su etapa de construcción en un ícono de la ciudad. Se puede apreciar desde diferentes puntos.

    Es una visita altamente recomendada. 

    Nos vemos en el Biomuseo.

  • Dónde comprar vinilos en Panamá

    Si te has preguntado dónde comprar vinilos en Panamá, te voy a contar mi secreto. Cada cierto tiempo salgo en misión muy especial: cazar algún vinilo de segunda.

    Aproveché que los vinilos se han puesto de moda para adquirir una nueva tornamesa y revivir mi pequeña colección.

    Ahora dispongo de dos ambientes musicales. Uno dedicado a lo digital y el otro a la vieja escuela.

    Dónde comprar vinilos en Panamá

    En Salsipuedes el pana Ismael tiene un puesto de venta de vinilos. Se le ocurrió este tipo de negocio hace algún tiempo.

    En pleno auge de los CD, decidió vender vinilos. Por supuesto que fue una excentricidad hasta que fueron apareciendo sus primeros clientes.

    Para su sorpresa, eran turistas. Los coleccionistas que se comunicaban entre ellos y avisaban que acá había un pana que vendía vinilos a buen precio

    Ahora que escuchar vinilos es moda, los clientes panameños han aumentado.

    Ismael está ubicado en uno de los puestos de la sección derecha de la toda nueva Salsipuedes, si entras por el lado de Santa Ana. 

    La máquina del tiempo musical

    Llegar a su puesto es entrar a la máquina del tiempo musical. Esto no es solo por los vinilos, es también por la conversación.

    Le pido salsa, pero siempre insiste en preguntarme si quiero merengue. Le comento que, si no se acordaba que el merengue desplazó a la Salsa. Me respondió con un saltito: sí, loco. Venían todos ellos, verdad. También los haitianos.

    Después me pregunta: ¿Te acuerdas del carnaval en la central? 

    Yo le respondo: por supuesto. 

    En tiempos pasados el carnaval se desarrollaba en toda la Avenida Central.

    Yo seguí en busca de alguna joya salsosa mientras él recordaba los tiempos en que Santa Ana era el centro comercial de la ciudad.

    La música y las épocas

    La música tiene la magia de ubicarte en las épocas, principalmente en la etapa de la juventud.

    Con solo ver la portada de los discos me vienen recuerdos, principalmente de los barrios, de los viernes de Salsa en El Marañón.

    Cuando ya pensaba que me iría con las manos vacías, veo ante mis ojos la joya. El álbum Estampas del casi panameño Cheo Feliciano.

    Una producción con canciones de Tite Curet Alonso. Arreglos de Louie Ramirez, Papo Lucca y Luis García. Esto es un clásico del ambiente salsoso de finales de los 70.

    Aunque es música bailable, tiene canciones como Así soy, de José Nogueras. No era solo música para salir del paso. Uno se identificaba tanto con su contenido que, por eso, perduran en el tiempo

    Claro que lo tengo en digital, pero en vinilo tiene otra connotación. Colocar el disco para escucharlo es como una ceremonia al sonido que tanto disfrutamos.

    Ya sabes dónde compro vinilos, nos vemos en el arrabal santanero, en Salsipuedes.

  • La nueva Salsipuedes

    Ya no me pude aguantar más e hice mi recorrido por la nueva Salsipuedes. (Calle 13 Este, Santa Ana)

    Cuando no encontrabas algún artículo, mi mamá abuela te recomendaba que lo buscaras en Salsipuedes.

    Ahora, en plena remodelación, tenía que conocer el progreso de los trabajos y caminar por la legendaria calle para ser testigo de la remodelación más importante que ha tenido en décadas.

    Desde hace muchos años, el mayor centro de reciclaje

    Aunque varios puestos se dedican a vender productos nuevos, principalmente artesanías, Salsipuedes siempre se ha caracterizado por tener puestos de venta de artículos de segunda.

    Para la época escolar, los libros de segunda mano son los más buscados; ahorrarse unos dólares siempre será algo que agradecerá cualquier cliente.

    También hay un puesto de discos de vinilo, sus portadas son testimonio visual de su tiempo en este mundo. Una delicia para cualquier coleccionista. Mi colección es pequeña, así que de vez en cuando sumo a mi repertorio algunos vinilos que busco en Salsipuedes.

    La nueva Salsipuedes

    Ahora la calle es de adoquines como el resto de la peatonal santanera.

    Los puestos de venta también son diferentes. Quioscos completamente de metal con base de cemento son las nuevas tiendas, pero siguiendo la distribución de tiempos pasados en el medio de la calle.

    Es notable un mayor espacio para el tránsito de las personas. Unas bancas invitan a sentarse, pero el inclemente sol de mediodía me llevó a buscar sombra.

    También pude apreciar luminarias con un toque antiguo para no desentonar. Un mural con la imagen de Roberto Durán en una de las paredes de un quiosco lo puedes ver desde la calle Eloy Alfaro.

    Algunos puestos ya están funcionando, pero otros están en espera de que estén listos para su ocupación.

    Ya espero verla terminada, estoy seguro de que sus inquilinos le darán ese toque añejo dentro de lo nuevo.

    La extensión de Salsipuedes

    Por los trabajos, varios comerciantes fueron trasladados a una de las calles al lado del Parque de Santa Ana.

    En esta extensión sigue funcionando la Salsipuedes muy parecida a cómo la recuerdo. Un pasillo un poco oscuro porque los puestos están uno frente al otro.

    Fácilmente, quedas envuelto en cualquier venta o quedas conversando con los comerciantes y visitantes.

    Si buscas artesanías o accesorios para tu vestuario folclórico, este es el lugar indicado para tus compras con sabor a Panamá.

    Esta pequeña excursión ha generado un nuevo capítulo que será escrito después de que todos los puestos estén ocupados.

    Nos vemos en Salsipuedes.

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