Un homenaje cantado a Panamá es esta selección de canciones que, aunque compuestas en diferentes épocas, siempre guardan lo que sentimos por nuestra tierra istmeña.
Escucha con atención los versos de cada canción, quizás te traiga recuerdos de tiempos vividos o te confirme el cariño que sientes por Panamá.
Todas las canciones, en su conjunto, son una celebración. Para entenderlas hay que sentir lo que nos regalan los barrios, recorrer nuestros campos, vivir nuestras tradiciones y recordar las luchas de varias generaciones para alcanzar nuestra total independencia.
Vive y disfruta cada canción, recuerda que somos de la tierra del tambor que da alegría.
Rubén Blades – Nacer de Ti
Una composición de Pedro Rivera y Luis Franco, fue publicada en el álbum Antecedente de Rubén Blades y Son del Solar en el año 1988. Para mí es una poesía dedicada a Panamá hecha canción.
Patricia Vlieg – Para Comprenderlo
Interpretada por la talentosa Patricia Vlieg en ritmo de tamborera. Publicada en el álbum Cabanga del año 2015. Una descripción de la alegría del panameño en su música.
Rómulo Castro – La Herencia del Pelao
Compuesta e interpretada por Rómulo Castro. La versión del video es del año 2021 y fue publicada originalmente en el año 1997. Una canción que hace un recorrido por diferentes lugares de nuestro istmo.
Patricia Vlieg – Retratos de su Alegría
En otra tamborera, Patricia describe, con palabras, imágenes de nuestro folclore, de nuestras tradiciones. Cómo dice la canción: «Tesoros que nos dejaron pasadas generaciones».
Rubén Blades – Plaza Herrera
La descripción de nuestros barrios viene de la composición de Rubén Blades, publicada en el año de 1988 en el álbum Antecedentes. Una canción con la que me identifico totalmente, es que «Calle que fue, mi esquina siempre será».
Rómulo Castro – La Rosa de los Vientos
Esta canción de Rómulo Castro es una canción de esperanza. Nuestra historia como república ha tenido sus vaivenes, pero recordemos, somos de donde nace la rosa de los vientos: «Quién dijo que la risa tuvo que emigrar». La primera versión fue publicada en el año 1997.
Rubén Blades – Noches del Ayer
Para los que recordamos las imágenes que dibuja Rubén con palabras, esta canción produce cierta nostalgia por tiempos pasados. Describe el Panamá de ayer y sus barrios, fue publicada en el álbum Antecedente del año 1988.
Rubén Blades – Oye
Una canción que nos lleva en un recorrido por nuestra tierra. Canción publicada en el año 1995.
Mi compromiso es seguir agregando canciones a esta lista. Espero que disfrutes las canciones porque todas tienen acento panameño.
Una caminata callejera por Penonomé permite el contacto con su pasado colonial y su modernidad.
La actual Penonomé es diferente a la que conocí de niño. Sus nuevos centros comerciales y el tranque automovilístico en sus principales calles da luces de que dejó de ser un pueblo y pasó a ser una pequeña ciudad.
Mi caminata inició en el barrio colonial de San Antonio, aunque solo quedan rasgos de su pasado. El museo y las casas construidas una al lado de la otra te dan una idea de cómo lució en épocas pasadas.
Aunque capitalino, el barrio de San Antonio siempre fue mi encuentro con el Panamá de tradiciones y folclore. Coclé y su gente es parte de mi herencia familiar y ahora la valoro más que nunca.
Su capilla, que se cree fue una ermita en épocas pasadas, se mantiene como la recuerdo. La capilla es un ícono del barrio y dudo mucho que el que visite el barrio por primera vez no se detenga a observarla.
Dos calles de una vía en un solo sentido, cada una dan acceso al barrio y algunas casas entre esas dos calles lo hacen un diseño poco común.
El museo que simula una casa de quincha —reconstruida como la original— con todas las características de antaño, me recuerdan al San Antonio que conocí con sus casas de barro, cada una pegada a la otra.
En sus dos parques encontrarás monumentos, en este caso me detuve en el que dedicaron a Rubén Darío Carles O., oriundo del barrio y con una trayectoria conocida como educador e historiador. Lo encontrarás justo al lado del museo.
Al avanzar, justo al lado de una de las paredes del museo, me encuentro unas vetustas campanas que tímidamente me invitaron a tomarles unas fotos para que no fueran olvidadas.
Saliendo del viejo barrio, ya puedes divisar las torres de la Catedral San Juan Bautista de Penonomé, herencia colonial y otra de las edificaciones que cuenta un poco de la historia de Penonomé.
Ya cerca de la Iglesia puedes observar parte de la avenida central, la Avenida Juan Demóstenes Arosemena. Esta avenida se hace diminuta cuando aparecen los autos y la actividad comercial inicia.
Otro ícono importante de Penonomé está a unos pasos de la iglesia, se trata de un monumento dedicado a las madres. Una imponente estructura que hace de división entre, el Penonomé colonial y republicano.
Hacia las Mendozas
Cuando me disponía a ir hacia el mercado me acordé de Las Mendozas, decidí entonces caminar a su encuentro. Mi ruta fue la del Bajito, la que acostumbro a tomar los sábados de Carnaval para hacer algunas fotos del desfile acuático. Aunque el camino es el mismo, faltaba el ingrediente festivo del carnaval.
Es inevitable no recordar aquellos momentos en el casi silencio del camino que solo interrumpía una que otra ave. Al llegar al famoso balneario tropecé con la cruda realidad, la pandemia. Lo que antes era un sitio de diversión, ahora muestra síntomas del encierro provocado por los momentos vividos estos dos últimos años.
La famosa tarima de reinas cubiertas de herbazales me trajo a la realidad de este momento, es seguro que en el futuro recobrará su vitalidad. El río de muchos nombres, el Zaratí, que en este sector se conoce como Las Mendozas se encontraba sin bañistas.
Retorno
En la caminata también pude observar obras civiles, las excavaciones profundas y piedras en algunas calles dan la sensación que le estuvieran sacando las entrañas al pueblo.
Con esta caminata marqué mi retorno a Penonomé después de que abrieran los caminos en Panamá. El primer lugar que tenía que visitar después de que la pandemia nos diera algo de respiro.
Varias son las canciones de Roberto Blades que han entrado en la lista de favoritas en Latinoamérica. Aunque en su trayectoria se le ha relacionado como intérprete, también se ha destacado como compositor. ¿Conoces cuáles son las canciones que han sido compuestas por Roberto Blades? Si tu respuesta fue no, sigue leyendo, quizás te sorprendas.
Roberto Blades nació en Panamá el 2 de julio de 1962, es hermano del también panameño Rubén Blades. Aunque su carrera inició cuando ya Rubén contaba con éxito en el ambiente musical latino, no tuvo ninguna relación directa en el trabajo realizado por Roberto.
Cuenta Roberto que sus inicios en la música fue por diversión y no lo veía como un trabajo. Junto a otros músicos forman la Orquesta La Inmensidad grabando con ellos sus primeros éxitos. Posteriormente, incursiona como solista para luego pasar a su faceta como productor musical.
Canciones de Roberto Blades – La lista
A continuación encontrarás una lista de canciones recomendadas por La Cabanga. Su trabajo musical es más extenso, la lista es solo una muestra de su aporte al ambiente musical latino.
Roberto Blades – Lágrimas
Compuesto por Roberto Blades y su primer éxito musical junto a La Inmensidad. Cuenta que compuso la canción a temprana edad. Es parte del álbum Alegría del año 1983.
Compuesta por Roberto Blades y su primer éxito musical junto a La Inmensidad. Cuenta que compuso la canción a temprana edad. Es parte del álbum Alegría del año 1983.
Gloria Estefan – Por un beso
Publicada en el álbum Alma Caribeña de Gloria Estefan del año 2000. Canción compuesta y producida por Roberto Blades.
Marc Anthony – Dímelo
La versión original en inglés fue compuesta por Marc Anthony y Corey Rooney. La versión en español fue por parte de Roberto Baldes y Angie Chirino. Con esta canción gana un Grammy Latino por mejor canción del año.
Gloria Estefan – No me dejes de querer
Publicada en el álbum Alma Caribeña de Gloria Estefan del año 2000. Canción compuesta por Roberto Blades, Emilio Estefan y Gloria Estefan.
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Las siguientes canciones son interpretaciones de Roberto Blades, aunque no fueron compuestas por él, tuvieron éxito internacional.
Roberto Blades – Ya No Regreso
Canción publicada en el álbum Encore del año 2001. Canción original de la cantautora mexicana Lolita de la Colina.
Canción publicada en el álbum Encore del año del año 2001.Canción original de la cantautora mexicana Lolita de la Colina.
Roberto Blades – Si estuvieras conmigo
Canción original del salvadoreño Alvaro Torres, publicada por Roberto Blades en el álbum A Buena Hora del año 1997.
Canción original del salvadoreño Alvaro Torres, publicada por Roberto Blades en el álbum A Buena Hora del año 1997.
Roberto Blades – Flor Dormida
Publicada por la Orquesta Inmensidad en el álbum Déjala Que Suene del año 1990 Composición original del cantautor argentino Luis Angel.
El uso del órgano en la música folclórica panameña tuvo su punto de partida en la década de los cuarenta, cuando intérpretes panameños decidieron incorporar el sonido autóctono con arreglos para el instrumento.
Algunos se atrevieron a componer piezas inspiradas en nuestro folclore, creando temas musicales que ahora forman parte del cancionero panameño.
Por eso, para los panameños, la música folclórica interpretada en órgano es tan familiar. Estos destacados músicos añadieron a su repertorio piezas de nuestro folclore y las llevaron en un recorrido internacional.
Avelino Muñoz
Si me preguntas cuál fue el primer tema que escuché en órgano con sabor a lo nuestro, fue Lamento de Avelino Muñoz. RPC Televisión utilizaba la melodía junto a su patrón de prueba antes de iniciar su transmisión diaria.
Avelino Muñoz nació en Panamá el 10 de diciembre de 1912 y es considerado uno de los músicos más importantes del Caribe. Su trabajo incluye colaboraciones con cantantes como Daniel Santos y Bobby Capó. También formó una dupla perfecta con la panameña Silvia De Grasse, alcanzando la aceptación popular con varias de sus grabaciones.
Su maestría en el órgano lo llevó a ser representante en la región de los aclamados órganos Hammond.
Su álbum Estampas Panameñas, dedicado a la música de Panamá, debe ser considerado como patrimonio musical panameño.
Este álbum incluye con muchos temas folclóricos, e incluso compuso una de las piezas inspiradas en nuestro folclore. Si te gusta, el sonido del órgano tradicional, esta es una de las producciones altamente recomendadas. Contiene una selección de temas musicales que cubren varios de los ritmos de nuestro folclore.
Aunque Avelino alcanzó mucho éxito con la música popular, siempre dejó espacio para interpretar música con acento panameño.
Su fructífera carrera se vio interrumpida a los 49 años; falleció en el año 1962 en San Juan, Puerto Rico.
Lucho Azcárraga
Luis Enrique Azcárraga Deliot, conocido popularmente como Lucho Azcárraga, es otro de los músicos que, a través del órgano, interpretó por muchos años melodías de nuestro folclore, llegando también a internacionalizar nuestra música.
Lucho nació en Panamá el 1 de enero de 1912. Junto a Avelino desarrollaron un talento excepcional con el órgano.
Para muchos, Lucho se convirtió en el embajador de la música típica panameña. Durante la época navideña, solía amenizar con su órgano en el supermercado Riba Smith. También participaba en los desfiles del Carnaval, acompañado por su inseparable órgano blanco y siempre con un sombrero de pintas.
El órgano en la música folclórica panameña – La lista
A continuación, una lista de canciones recomendadas, ejecutadas en órgano, que son de nuestro folclore o inspiradas en él. Aunque estas grabaciones no pueden considerarse una ejecución folclórica, ya que se utilizan instrumentos no tradicionales, fueron una ventana para dar a conocer internacionalmente la música panameña.
En La Cabanga, el órgano en la música folclórica panameña también tiene su lista. Espero que la disfrutes tanto como yo.
Lista de canciones
Avelino Muñoz – Lamento
El tema es de la composición de Avelino inspirada en nuestro folclore. La melodía evoca uno de los torrentes de nuestros trovadores, de ahí su nombre. Es como si el órgano salomara acompañado de las cuerdas de una mejorana.
Avelino Muñoz- Nicho Barraza
Un punto zapateao que forma parte de la lista oficial de nuestro folclore y uno de los favoritos de nuestros conjuntos folclóricos para bailarlo.
Avelino Muñoz – Estampa Panameña
En esta interpretación, Avelino selecciona algunos de nuestros tamboritos y crea una versión arreglada para órgano, introduciendo el instrumento como un sonido digno para nuestro folclore.
Avelino Muñoz – El Pechiblanco
Avelino interpretando un atravesao. Es notable su deseo de cubrir los diferentes ritmos de nuestro folclore en el álbum Estampas Panameñas.
Avelino Muñoz- Pescao (La Reina Roja)
La música fue compuesta por el cubano radicado en Panamá, Máximo Arrantes Boza, a quien le solicitaron la composición para los carnavales del año 1919. La letra estuvo a cargo del panameño Mario Cajar. Se la pidieron en ritmo de danza para acompañar a una de las reinas de la capital. El rojo era el color representativo de la reina y su comparsa. Es otra de las canciones inspiradas en nuestro folclore.
Avelino Muñoz – Santiago
Una sabrosa cumbia con un arreglo que, sin duda, puso a bailar a mucha gente.
Lucho Azcarraga – Chiricanita
Composición de Ricardo Fábrega. Otra de las canciones inspiradas en nuestro folclore, esta vez con el estilo inconfundible de Lucho Azcarraga.
Lucho Azcarraga – Que Viva Panamá
Esta canción tradicional no podía faltar en la lista de temas panameños interpretados con órgano. Lucho siempre la incluía en su repertorio.
Lucho Azcarraga – Presentación
Para finalizar con la lista, un video que muestra la conformación del grupo de Lucho Azcarraga. Interpretan canciones panameñas y una que no es local. Es un video que debería formar parte de nuestro patrimonio audiovisual.
El Marañón fue uno de los barrios populares de la ciudad de Panamá, en él residieron, en un principio, trabajadores que construyeron el Canal de Panamá y posteriormente otras generaciones de panameños hasta la desaparición de sus casas de madera.
Por muchos años, El Marañón, con sus casas de madera, fue un barrio alegre y de mucha actividad. Sus viviendas eran un recordatorio de los inicios de la república y una representación clara de la esencia multicultural de diferentes sectores en la capital panameña.
Antecedentes de El Marañón
Samuel A. Gutiérrez, en su libro, Arquitectura de la época del Canal, menciona que el barrio El Marañón, junto a Guachapalí y San Miguel, ya se perfilaban como barrios en la época del Canal Francés.
Si tomamos en cuenta que los trabajos del proyecto francés se iniciaron en el año 1881, puede que los primeros habitantes del barrio ocuparon el área hace 144 años.
Para el año 1908 todavía no se habían construido las casas como las conocí, eran más parecidas a un caserío con habitaciones y poco desarrollo alrededor.
El Marañón con sus casas de madera
Posteriormente, se construyen las casas de madera de inquilinato de dos plantas, balcones corridos, baños comunitarios y techos de zinc. La distribución interna era de un solo cuarto, sin plomería ni divisiones. Para esa época ya era obligatorio que los arrendatarios colocaran baños completos, aunque fueron comunitarios, y pavimentación.
Marañón crece como un barrio obrero, principalmente habitado, en un principio, por trabajadores del Canal y sus descendientes.
Los cuartos no ofrecían las comodidades necesarias para que una familia completa habitara. Los residentes acostumbraban a utilizar cortinas como división interna y los más osados construían altillos aprovechando la altura de entre 5 y 6 metros de las habitaciones.
Tenían un pequeño patio interno con poca iluminación. En este lugar estaban los baños y el fregador comunitario. El interés de los arrendatarios estaba en optimizar el espacio para poder construir la mayor cantidad de cuartos posibles y no en la comodidad de quienes los habitarían.
Las condiciones de las viviendas y el alto costo de los alquileres provocaron protestas de los inquilinos que derivó, en el año 1925, en el Movimiento Inquilinario.
Límites y distribución del Marañón
En un principio, El Marañón estaba conformado por viviendas en las calles 17, 18, 19, 20 y 21. Después de la calle 21 se consideraba como parte de Guachapalí. Esta información la encontré descrita en el Museo Afroantillano ubicado en el viejo barrio.
El Museo Afroantillano, lo que era el Centro de Orientación Cristiana, es la única edificación de madera que se mantiene en pie. Las instalaciones se terminaron en 1910 y era el punto de reunión de los cristianos protestantes provenientes de Barbados. En el año 1980 fue inaugurado como museo.
Antiguo Centro de Adoración Cristiana – Museo Afroantillano
En cada manzana del barrio había abarroterías y otros tipos de negocios ubicados en la planta baja de algunas casas con frente a la calle. Las casas estaban separadas por unos cuantos pies. Mis amigos me cuentan que ya se sabían de memorias los retiros, lo que nosotros llamamos zaguán.
Ellos podían recorrer esos zaguanes, sin necesidad de GPS, que formaban eternos laberintos sin perderse y pasar de una calle a otra.
Época de cambios
En el año 1916 se inaugura el barrio de La Exposición, una iniciativa del entonces presidente Belisario Porras para modernizar la ciudad. El estado compró la hacienda El Hatillo, ubicada entre la antigua ciudad y la ciudad capital. Desarrolla un complejo de edificios como parte de un proyecto que denominó La Exposición de Panamá, una forma de promover la inversión extranjera en el país.
Este plan involucraba el desarrollo hasta la calle 24, lo que al final sucedió conformando lo que hoy conocemos como el corregimiento de Calidonia. La distribución creó las primeras avenidas, dando forma a la ciudad.
Entre 1944 y 1949, el Banco de Urbanización y Desarrollo y la Caja de Seguro Social ponen en marcha un plan ambicioso que consistió en desarrollar viviendas multifamiliares. Entre ellas estaba la Renta 10 y el Edificio Arraiján. Los dos irrumpieron en el área colindante con El Marañón, avisando que vendrían cambios.
Solar donde estaba la Renta 10, al fondo a la derecha los edificios que reemplazaron al edificio Arraiján.
Para la década del 60, la mayoría de las casas de madera habían sido declaradas un peligro para las personas que las habitaban.
Entre los años 1960-1964 el Instituto de Vivienda y Urbanismo inicia el plan de desarrollo de El Marañón y es cuando se construye un multifamiliar de 10 pisos en el corazón del barrio, con altura superior a las rentas. Nosotros lo bautizamos como La Multi. Agotado el presupuesto, el plan se vio interrumpido. Esta incluía parques y casas en las áreas donde estaban las antiguas casas de madera.
Avenida México – Al fondo lo que se conoció como Calle 22. Del lado izquierdo la Multi y del lado derecho el terreno que ahora ocupa el Metro Bus era un manzana de casas de madera.
Recuerdos del Marañón
Mis recuerdos del barrio son con las casas de madera que quedaban ya cansadas, su deterioro era notable, pero seguían viviendo personas. En ese escenario crecí, viviendo en Renta 10 y como parte del barrio. En el barrio había una gran cantidad de muchachos de mi edad, juntos vivimos muchas aventuras recorriendo sus calles.
Otras edificaciones de cemento que formaron parte de ese escenario son el antiguo Chung King, el antiguo Arzobispado, la antigua iglesia Santa Teresita (luego Imprenta Senda) y la actual Parroquia Santa Teresita.
Nuestro continente iba desde el Hospital Santo Tomás, el malecón, El Marañón con sus casas de madera hasta el Casco Antiguo. Corríamos por sus calles hasta que el hambre nos obligara a regresar a casa a buscar alimento. Nuestra parroquia, la Iglesia Santa Teresita del Marañón, siempre fue el punto de reunión, éramos parte del coro de la iglesia, así que toda aventura se interrumpía de 5:30 p.m. a 7:00 p.m.
Finalizando los 70
Finalizando los 70 comenzó lo inevitable, presenciar la demolición de las casas que quedaban y que ya eran un peligro habitar por su profundo deterioro. También tuvimos que aceptar que algunos de los muchachos ya no vivirían en el barrio.
El paisaje del barrio cambió, las casas desaparecieron dejando lotes vacíos que con el tiempo se convirtieron en campos de juego improvisados.
El proceso fue como desdibujar parte de tus recuerdos. Algunos de los muchachos, mayores que yo, que tuvieron que mudarse porque las casas ya no eran seguras, visitaban el barrio regularmente. Ese retorno marcó una nueva era para el barrio.
La presencia de ellos siempre mantuvo el recuerdo vivo, ya no estaban las casas de maderas, pero estaban los representantes de la 22, de la 21 y de la 20. Aunque la Avenida México había borrado la 20 y la Justo Arosemena había borrado la 22. Ellos, junto a los que vivíamos en los multifamiliares, seguimos dándole vida al barrio.
Hace poco les pregunté dónde vivían y en su memoria sigue existiendo la 22, la 21 y la 20. Una muestra que sigue vivo en sus corazones el recuerdo del viejo barrio, ese que conocieron cuando eran niños.
Inicios de los 80
En uno de los lotes donde hubo una de las casas de madera se instaló lo que llamaron El Toldo Lucy, lugar donde acostumbraba a presentarse Yin Carrizo, el romántico del acordeón. Estaba ubicado justo al lado de una de las pocas casas de madera que todavía se mantenían en pie.
En una de las esquinas de esta casa, del lado de Calle 21, estaba una venta de frituras que mis amigos llamaban Maritza Patacón. Por un tiempo fue lugar obligado para aplacar el hambre. Del lado de Avenida México, en este mismo caserón, a lo que mis amigos siguen llamando la 20, estaba un cuarto que uno de mis amigos había heredado, que le llamaba el Búnker.
Aunque ya nadie vivía en el cuarto, de vez en cuando uno que otro amigo, de los que ya no vivían en el barrio, pudieron pernoctar en este cuarto producto de que su alegría sobrepasaba sus funciones motoras.
Indudablemente, las casas de madera eran los iconos del barrio y su gente le imprimía cierto carisma difícil de describir. Posteriormente la Renta 10 y el Edificio Arraiján también fueron demolidos, lo que terminó de cambiar el paisaje urbano de El Marañón que conocí. Solo la Multi, que se mantiene en pie, es custodio de ese recuerdo.
Ilustración de la casa de madera de la Calle 21. Una de las últimas en ser demolidas. En la esquina vendían las frituras.
El Marañón de hoy
Recuerdos del Marañón
Del Marañón, con sus casas de madera, solo queda el recuerdo. Actualmente, la estación del metro, la estación del Metro Bus y la Policlínica del Seguro Social ocupan la mayor parte del espacio de lo que un día fue uno de los barrios más populares y pintorescos de la ciudad.
Estas edificaciones dan por tierra cualquier intento por repoblar al viejo barrio. Un plan que nunca pudo completarse como se concibió. Actualmente, se levantan enormes edificios en las manzanas detrás de la iglesia.
Este escrito va dedicado a Luis, Fulgencio y Ricardo, amigos del barrio de siempre. De ese donde vivimos y del que nunca nos fuimos porque sigue vivo en nuestros corazones.
Vista de la 21 hacia la Iglesia Santa TeresitaVista de la 21 hacia la manzana de las antiguas casas de maderaVista de la 22 hacia la manzana de las antiguas casas de madera
Ubicación de El Marañón
Referencias: Gutierrez, Samuel A. – Arquitectura de la época del Canal – 1984 Panamá Cosmopolita. La Exposición de 1916 y su legado – 2017 – En conmemoración de los 500 años de la Ciudad de Panamá Tejeira Davis, Eduardo – Guía de Arquitectura y Paisaje de Panamá – 2007
El río Zaratí está ubicado en la provincia de Coclé, es un afluente del río Grande y tiene una extensión de 47.59 km. Para los penonomeños, el río es parte de su pasado y de su presente, un eterno protagonista de los acontecimientos del histórico pueblo. En lo personal, siempre me trae felices recuerdos. Entérate por qué.
Mi primer encuentro
Mi primer encuentro con el río Zaratí fue desde muy temprana edad, pudo haber sido como a los 7 años de edad. Fui en compañía de mi madre a una sección del río que llaman El Paso de los Hombres. Me imagino que te despierta curiosidad el nombre, no te dejaré con la duda.
Cuentan que el nombre El Paso de los Hombres surge porque en tiempos pasados, en esa área, solo se bañaban los hombres como Dios los trajo al mundo. En pelota, en cuero, sin nada de nada, disfrutaban de las aguas frescas del río.
En mi época ya eso era una leyenda. Cada vez que fui al Paso de los Hombres era como estar en el paraíso, unos frondosos árboles daban algo de sombra y el sonido del viento atravesando sus ramas era como una banda sonora de una escena de aventura en la que yo era el protagonista.
Esa parte del río es más angosta, por eso un par de años después fue el lugar escogido por mí para pasar al siguiente nivel de un amante de los ríos: nadar. Yo visitaba Penonomé en la época de vacaciones escolares y visitar el río se convirtió en una de las partes más divertidas de mi visita.
A nadar
Ya sabía flotar, pero no había dado el gran paso. Para ese momento ya iba al río junto a los muchachos del barrio de San Antonio, la mayoría de corta edad como yo. El día que me atreví, los muchachos me esperaban al otro lado del río. Después de tantos gritos motivadores me lancé, al poco tiempo estaba del otro lado y en ese mismo momento mis motivadores se lanzaron de regreso.
Agarrado de unas de las rocas, todavía no salía del susto después de la heroica travesía de unos cuantos metros. Los muchachos me gritaban que volviera, pero de repente mis músculos no respondían a mis ganas de regresar. Cuando vi que se alistaban para irse, me di cuenta de que me enfrentaba al inevitable retorno por mis propios medios. Me lancé y mi temor se convirtió en el disfrute de muchos años en las aguas del río de muchos nombres, el Zaratí.
Uno de los muchachos de la época — recuerda que aunque pasen los años somos muchachos —, siempre me recuerda aquella aventura del cruce del río. Nos vemos una vez al año como mínimo y ese es su cuento favorito.
Ubicación aproximada del Paso de los Hombres
La Peña
Otra sección del río se puso de moda, en esta captaba la atención una enorme peña que funcionaba como plataforma para lanzarse al río. Sin duda, en cada visita a Penonomé me esperaban nuevas aventuras y retos en el río. Para mí era como una secuela de una película de acción.
Después de ver a tantos disfrutar al lanzarse al río desde la peña, no me quedó más remedio que subirme y lazarme desde poca altura. La primera lanzada fue aparatosa, pero fui afinando el asunto hasta que se convirtió en algo cotidiano. El paisaje era un poco diferente al Paso de los Hombres, en La Peña el río era más ancho y no había árboles a la orilla de río.
Recuerdo que disfrutaba mucho sentarme sobre el tubo inflado de una llanta y dejar que por momentos la corriente del río tomara el control. Los muchachos se las arreglaban para reparar tubos viejos y así asegurar muchas horas de sana diversión en el río. Siempre había un buen samaritano que me prestaba un tubo para que no dejara de vivir la experiencia.
Ubicación aproximada de La Peña
Las Mendozas
Las Mendozas es la sección del río, más conocida por su balneario que le da su nombre. Es el escenario recurrente del famoso Desfile Acuático del sábado de Carnaval. Hubo una época donde se presentaron populares grupos musicales internacionales de música tropical. En estos tiempos solo permanece el desfile, una tradición que no dejan morir los lugareños.
También sigue siendo un lugar para disfrutar de las aguas del río. Su facilidad de acceso le ha permitido continuar en la memoria de muchos.
Balsa en Las Mendozas para del Desfile Acuático
Ubicación de Las Mendozas
La Angostura
En esta sección el paisaje es diferente, las paredes rocosas le agregan cierto dramatismo, sin perder belleza. Escuchaba a los muchachos hablar de ella y me causaba cierta envidia por no conocerlo. A las otras partes del río podía llegar caminando, pero La Angostura estaba muy distante, superaba la dimensión de mis travesuras.
La recordada compositora coclesana Gladys de la Lastra la inmortalizó en una de sus tamboreras más populares. El coro dice: Serpiente de plata, me parece el río; eres Angostura, el encanto mío.
Garganta del Zaratí, así la describe y así la visualizo. Cuando pude visitarla, fue como si ya la conociera, mejor no la pudo describir Gladys. Sus tonadas son casi obligatorias en toda celebración en Penonomé y llena de orgullo a todo penonomeño.
Ubicación aproximada de La Angostura
El río de muchos nombres, el río Zaratí
Para mí es «El Río de Muchos Nombres», aquel que en sus aguas pasé los mejores momentos de mi infancia, aunque solo fuera en las vacaciones escolares. Momentos increíbles de sana diversión junto a muchachos de mi generación. Llegaba a casa de mis tíos quemado por el sol y pidiendo comida después de jornadas de diversión extrema.
Fue mi balneario natural, uno que todavía no han podido superar.
Interpretación de la tamborera La Angostura por la murga Son Selectos en el carnaval de Penonomé, en El Manguito.